MUJERES DE GRANDES LIGAS

"Antigüedad en el servicio"

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

En la milicia existe un respeto incuestionable por aquellos que tienen antigüedad en el servicio. Esos militantes que han atravesado años y años de entrenamiento, procesos, batallas, victorias y derrotas, pérdidas y ganancias; aquellos que saben porque lo han vivido lo que han tenido que sacrificar y dejar a un lado, las veces que han tenido que levantarse sin ánimo, repetir y repetir la misma rutina hasta el cansancio, guardarse todo tipo de queja, humillación, atropello o depresión para no preocupar a los seres queridos y ocultar su humanidad y vulnerabilidad por el liderazgo familiar que reposa sobre si mismos.

En la milicia se pueden contar con pocos dedos aquellos que han sobrevivido los procesos y por eso se honra tanto la insignia de ‘antigüedad en el servicio.’ El deporte, como la milicia, demanda un recorrido parecido. Los deportistas profesionales, amateurs, olímpicos hacen un servicio a la patria y a sí mismos, aunque en la generación actual ese énfasis haya disminuido. Pero, el atleta que respeta su profesión y se respeta a sí mismo ineludiblemente sentirá ese orgullo patrio de portar su bandera nacional. Y, aquellos que lo hacen bajo ese entendimiento salvo por una lesión o algo externo, honrarán su servicio y muchos lo mirarán y lo valorarán.

Los atletas de actualidad siempre deben mirar con alta estima y respeto a aquellos que una vez ocuparon su lugar. Aquellos que ya aquejados por la edad, por quebrantos de salud, por situaciones de la vida hoy ya no portan unos pectorales erguidos, unos bíceps envidiables, o un six pack, pero que una vez estuvieron fornidos y musculosos. Esos que dejaron el forro en un chevron, que guayaron la yuca en un gimnasio empírico, que llevaron sus cuerpos a un nivel extremo con tal de estar al nivel de las expectativas y no defraudarse a sí mismos y a los que le admiraban y seguían. A esos que han dado todo y han llegado a la antigüedad en el servicio, los honramos, valoramos y apreciamos porque sabemos lo que tomó su empeño y sacrificio.

“Corona de honra es la vejez…” Proverbios 16:31