Béisbol

LIBRO 50 PRIMEROS

Contando vicisitudes del pelotero antes de subir a Grandes Ligas

Julio Lugo, Dionicio Guzmán, Junior Noboa, Vitelio Mejía, Héctor J. Cruz, Luichy Sánchez y Jorge Torres durante la puesta en circulación del libro "Los primeros 50 dominicanos en Grandes Ligas".

“Se hace camino al andar” y quizás una de las mayores muestras ha sido el vertiginoso crecimiento de República Dominicana no sólo ya en su deporte rey: el béisbol, sino en cualquier tipo de competición profesional ecuménica.

Pero para llegar allí, la disciplina que transportaran los hermanos cubanos Alomá en el siglo pasado, tuvo sus imprescindibles héroes, encabezados por Osvaldo –El Oreganito- Virgil, Felipe Alou y Juan Marichal, entre toda una pléyade del medio centenar de peloteros que “pasaron las mil y una” para que hoy Quisqueya tenga en poder una marca difícil de igualar.

Desde cuestiones raciales, el idioma, ¡hambre!, aquella caterva inicial abrió las compuertas de tal manera que 65 años después, el país se reconoce como la catedral de este deporte al mayor nivel, fuera de los Estados Unidos.

En atípica presentación biográfica con “Los Primeros 50 Dominicanos en Grandes Ligas”, una desbordada asistencia en el Club Naco gozó hasta más no poder de las anécdotas y vicisitudes derramadas crudamente por varios de los protagonistas enclavados en la obra del prolífico periodista-escritor Héctor J. Cruz.

Aquellos enlodados, forjaron la avenida

En sus palabras, que en todo momento contuvieron elementos risibles, tanto Rafael Landestoy (debutante número 50), Cesarín Gerónimo (No. 22), así como los invitados Junior Noboa (en calidad de Comisionado de Béisbol) y Julio Lugo (sólo en condición de invitado), contaron cómo es la vida de un pelotero antes del llamado y en el momento de debutar en las Mayores.

Se pasaba hambre en las ligas menores porque el dinero en la época no alcanzaba para cubrir la quincena, consensuaron en describir sin tapujos cada uno de los protagonistas, y eran tales dificultades que hacían “colectas conjuntas” para almorzar con “chucherías” esperando el próximo pago.

Y cuando llegaba el soñado llamado al Olimpo del béisbol, entonces el reto no era “echarle algo al estómago” para mitigar el hambre al mediodía, sino evitar el regreso “al infierno”, donde un mes completo rondaba los 250 dólares o algo más en promedio de Ligas Menores.

Tanto Landestoy, como el también llamado “Chief Gerónimo” y Noboa coincidieron en que “en mi primer turno, las piernas me temblaban, sólo atinaba pedir a Dios que me ayudara a salir bien, no poncharme (out sin hacer contacto) al menos”.

La obra periodística, cuyo prólogo fue de la autoria del periodista-comentarista Luichy Sánchez Peralta, contiene entre otros datos curiosos el hecho de que en los cinco pioneros tanto Virgil (1), como Hernández (4) fueron firmados en Estados Unidos.

Así, los primeros cinco “originales” fueron Felipe Alou (2), Juan Marichal (5), Julián Javier ( 3), Guayubín Olivo (6) y Mateo Alou (7), hermano del primero.

El mayor hito del deporte

República Dominicana hizo tanto camino al andar desde 1956, que apenas en el año 1999 ya tenía 339 pasantes por las Grandes Ligas, y más que eso: veintiún años después poco menos que duplicó la estrambótica cifra, al llegar hasta los 843 a la fecha.

Es un acontecimiento tan relevante como que comparado con los aportes en cualquier disciplina deportiva, la tierra de Duarte, Sánchez y Mella tienen el inigualable mérito de hacer aportado a deporte alguno profesional la mayor cantidad de atletas al más alto nivel mundial, y eso excluyendo la liga mayor de Japón.

Ningún país en el planeta puede ostentar semejante mérito, ya que el fútbol (sus ligas más fuertes, España, Italia, Alemania e Inglaterra), ni el baloncesto de NBA, excepto las naciones que albergan dichos circuitos, han tenido ni por asomo países exportadores a tal repercusión, sin importar si se tratase de Brasil, Argentina y tantas naciones de alcurnia atlética mundial, en el deporte que usted lo quiera comparar.

Se estima que los mayores exportadores terráqueos rondan el 50 por ciento del aporte que hace República Dominicana con su deporte de mayor incidencia. Y son actividades de igual o mayor antigüedad que el deporte rey y el Olimpo básquetbolístico.