BOXEO
De la farsa de Holyfield al gesto de un juez autocrítico
Si no cree que lo único que importa en el boxeo es hacer dinero, mire lo que pasó el fin de semana con Evander Holyfield.
El ex campeón de los pesos pesados arriesgó su vida al subirse a un ring a los 58 años para ganar unos cuantos pesos. Protagonizó una farsa por la que la gente pagó y que le hubiera hecho mucho daño al boxeo de no ser por el hecho de que el deporte ya está muy manchado.
Los promotores de Triller Fight Club consiguieron una licencia para que Holyfield pelease en la Florida y trasladaron allí, a último momento, una velada pautada originalmente en California, después de que se suspendiese una pelea de Oscar de la Hoya porque dijo que había contraído el COVID-19.
Holyfield no ofreció disculpa alguna luego de perder por nocáut técnico en el primer round ante un ex peleador de MMA, tras haber propinado apenas un golpe. Aparentemente vive fuera de la realidad, ya que después del combate dijo que ahora quería pelear con Mike Tyson.
Quien sí se disculpó es un juez que admitió haberse equivocado.
Lo mejor de todo es que lo hizo por cuenta propia. Fue una disculpa que vino de la nada, como un buen gancho de izquierda.
Stephen Blea fue uno de los tres jueces del combate del viernes en Tucson entre Óscar Valdez y Robson Conceicao por un título liviano junior. No era nada nuevo para Blea, que ofició en más de 60 peleas por títulos en todo el mundo.
Esa noche, ante un estadio colmado, el público alentaba ruidosamente al crédito local, Valdez. Blea, por otro lado, tuvo que lidiar con fotógrafos y camarógrafos que entorpecían su trabajo.
“Honestamente, pensé que podía juzgar la pelea, no tengo excusas”, expresó.
Tal vez el entusiasmo del público hizo que Blea diese a Valdez algunos asaltos que bien pudieron estar empatados o que ganó Conceicao.
Valdez ganó por decisión unánime, pero mientras que los otros dos jueces dieron 115-112, el margen de Blea fue de 117-110.
Las redes sociales se llenaron de críticas al juez, quien después de ver una grabación de la pelea admitió que se había equivocado. Que el margen de la victoria debió ser 115-112 o incluso 114-113.
Blea ofreció una disculpa que no tiene precedente.
Abundan los fallos malos, pero nunca nadie se disculpó por ellos.
Este juez de Arizona sí lo hizo.
“La tarjeta de 117-110 no es apropiada, no refleja lo sucedido en el ring. Siento que le fallé a mi federación (la NABF), a mi organización (el CMB), y sobre todo, a nuestro deporte y a los peleadores que subieron al ring”, escribió Blea.
Ojalá la gente de Triller esté prestando atención, porque ellos también deberían disculparse. Mandar al ring a último momento a un individuo que está a cuatro años de la edad mínima para jubilarse no solo hizo quedar mal a un deporte que ya se veía muy mal. También puso en peligro la vida de un hombre solo por razones económicas.
Cuesta ver el video de la pelea. El boxeador que le dio una paliza a Tyson hace un cuarto de siglo lucía lento y confundido.
Más triste todavía es que Holyfield, quien ganó 35 millones de dólares en 1997 por su segundo combate con Tyson, estuviese tan desesperado por dinero que pensó que podía volver a subirse a un ring.
Contraste esto con la actitud de Blea, quien está tan mortificado por su error que planea tomar algunos cursos antes de volver al ringside.
“Soy una persona honorable que adora y respeta el deporte”, expresó. “Lamento haber tenido una mala noche y haber generado una controversia innecesaria tras una pelea sensacional”.
Una disculpa sincera. En el boxeo, ni más ni menos.
Imagínese eso.