PRESENCIA DOMINICANA

Final Histórico

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

El pasado tema de esta columna sobre la participación de James Rodney Richard en el béisbol dominicano indujo a que se hurgara en la Serie Final del torneo de 1974-75 emergiendo la importancia histórica que tuvo ese evento. Vale la pena compartirla.

La máxima trascendencia la tuvo el hecho de que a pesar de ser el campeonato número 21 desde que en 1951 se inició la actividad, fue la primera vez que la corona se disputó sin la presencia de uno de los equipos que representan la capital de la nación, Tigres del Licey o Leones del Escogido. El circuito, compuesto por cuatro franquicias, en los veinte campeonatos anteriores había estado presente por lo menos uno de estos dos en el evento decisivo. La fanaticada la llamó “Serie del campo” por ser contendientes las Estrellas Orientales representando a San Pedro de Macorís y las Águilas Cibaeñas a Santiago. Por primera vez las luces del estadio Quisqueya estuvieron apagadas en la etapa final.

Además de ese hecho, ocurrieron otros de no menor importancia. Los orientales, que finalizaron en la primera posición en la serie regular eran los favoritos para ganar la corona, pero las Águilas dispusieron del Licey en la semifinal consiguiendo el derecho a disputarla dando brillo adicional a su remodelado estadio Cibao, que con sus graderías circulares les permitió albergar más de 21,000 fanáticos en el segundo partido del certamen y primero en esa instalación. Ese día los cibaeños obtuvieron su segundo triunfo y cuando finalizó el quinto partido tenían ventaja de 4-1.

Ahí surgió otra hazaña, los verdes consiguieron entonces tres victorias consecutivas para empatar, siendo esta la primera vez que un conjunto lograba superar ese tipo de déficit. Sin embargo, en el juego decisivo efectuado en San Pedro, los cibaeños bombardearon al estelar lanzador JR Richard ganando ocho por tres obteniendo así el galardón.

La llamada “Serie del campo” fue un gran éxito deportivo por la gallardía que demostraron los contendientes en el terreno, agregando un excelente resultado económico: 108,986 fanáticos pagaron por asistir a los nueve partidos efectuados y en dos ocasiones al estadio Cibao de Santiago concurrieron más de veinte mil.