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MUJERES DE GRANDES LIGAS

"Corona"

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

La representación de un país o una nación a través de un atleta o un equipo es una sensación inigualable e inexplicable. Todo el que lo ha experimentado testifica que es un honor desfilar en las filas de multitud de atletas, todos ondeando su bandera y apostando a sí mismos para que gane el mejor. Es verdaderamente una oportunidad única.

Para un atleta llegar a ese nivel de alto rendimiento y competitividad debe asumir muchas cosas y abstenerse de otras. El nivel de disciplina, enfoque, tenacidad, consistencia debe ser superior al de muchos otros que quizás teniendo el mismo talento no hayan ganado la plaza para formar parte del equipo nacional; lo que indica que cualquier atleta que compita en un sitial olímpico, mundial, panamericano, internacional se considera por encima del promedio y por ende, especial.

Una exclusiva cantidad de estos deportistas reciben el honor en la postrimería de sus carreras, y sus vidas de ser exaltados en el pabellón de la fama de su disciplina. Por lo general acompañados de aquellos que apreciamos y vivimos junto a ellos verlos batallar con ahínco, sacrificio y esfuerzo por la corona deportiva.

Sin embargo miles de ellos hoy sentados en el retiro de sus actividades deportivas también testifican que sus vivencias se sienten como una nube efímera, como algo que fue un sueño, que aunque lo recuerdan con añoro y valoración, ya estuvo y pasó. Hoy muchos ratifican que la verdadera corona de sus vidas es saber vivir la vida, disfrutarla, bien administrarla y enfocarse en lo sencillo de la misma. Hoy muchos, aunque no lo admitan, se han cuestionado si valió la pena tanto sacrificio y esfuerzo, tanta inversión de tiempo en algo efímero y pasajero y a la postrer destinado a ser reemplazado por la generación deportiva del momento.

Es maravilloso poder representar una nación, pero más maravilloso es poder obtener la corona de conocer a Dios y su propósito.

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.” 1 Corintios 9:24-25