El Deporte

PANDEMIA

Reglas estrictas restan diversión a Olímpicos aplazados

Sydney McLaughlin, favorita para ganar el oro en Tokio.

Sydney McLaughlin cumple 22 años después de la final de los 400 metros con vallas, en la que podría ganar el oro olímpico e incluso mejorar su propio récord mundial.

¿Cuáles son sus planes para festejar su cumpleaños?

“Trataré de encontrar un pastelillo y apagaré las velas yo sola”, dijo.

Bienvenidos a los Juegos Olímpicos sin diversión, donde las celebraciones y las muestras de camaradería quedarán ahogadas por las estrictas reglas impuestas en el marco de la pandemia.

Puede ser que el pastel que consiga McLaughlin sea bastante dulce, en comparación con las restricciones que abundarán en Tokio: Serán obligatorias las mascarillas y el distanciamiento social —dos metros (más de seis pies). Estará prohibido abrazarse al celebrar los triunfos.

Deben evitarse las reuniones en grandes grupos para comer. No debe consumirse alcohol, salvo en la habitación propia y en solitario. Las interacciones familiares quedarán reducidas básicamente a videollamadas.

No es exactamente lo que vislumbran los deportistas para una experiencia única en la vida.

“Pienso que va a ser una cárcel muy agradable. Vas a estar muy emocionado pero seguirás en una prisión”, comentó el arquero estadounidense Brady Ellison, tres veces medallista olímpico. “Pero cuando lleguemos ahí, podría no ser tan malo como pensamos, ¿cierto?”.

El grueso manual, una guía para “unos Juegos seguros y exitosos” está repleto de prohibiciones. Las consecuencias de desobedecerlas pueden ir de advertencias a multas o algo peor, quizás una expulsión, para cada uno de los 15.400 deportistas que participarían en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

Los deportistas tratarán de adaptarse las severas limitaciones. No podrán dar apretones de manos, ni caminar por la ciudad. Cuando sea posible, tendrán que comer solos.

Pero a cambio, tendrán al fin la oportunidad de competir, en unos Juegos Olímpicos pospuestos un año por el COVID-19.

“Ellos están sacrificando mucho”, consideró Gregg Popovich, entrenador de la selección estadounidense y de los Spurs de San Antonio. “No podrán llevar amigos ni familiares a Tokio. Es un gran sacrificio y pienso que ellos merecen mucho del mérito por eso”.

Y los deportistas se están acostumbrando a ser flexibles.

“Supongo que algo que me ha enseñado la pandemia es a no tener expectativa alguna y a siempre esperar lo desconocido”, comentó Jordan Larson, integrante de la selección femenina de voleibol de Estados Unidos, quien se apresta a disputar sus terceros Juegos Olímpicos. “Va a ser diferente que nuestras experiencias pasadas, seguro. Pero pienso también que vamos a mirar atrás y a decir: ‘¡Guau!, ¿recuerdan la vez que jugamos en unos Olímpicos en medio de la pandemia?’”.

Y habrá más deportistas que sientan nostalgia por su casa. Los familiares podrán ofrecer apoyo sólo mediante el teléfono y la videoconferencia.