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Catar apunta a dar gran salto futbolístico con el Mundial 2022

La Vinotinto del Golfo Pérsico demuestra que ha dejado de ser cenicienta.

Catar anotó un “gol olímpico” cuando en diciembre 2010 obtuvo la sede, pero su participación con el balón será sin dudas el mayor eslabón en la historia deportiva de la nación enclavada en el Golfo Pérsico, sobre todo cargando el enorme fardo de emular a los homólogos continentales que le precedieron como organizadores del Mundial de Fútbol.

Pero los cataríes igualmente llegan con el ímpetu por las nubes como actuales monarcas de la Copa Asiática de Naciones (AFC) en 2019 y unos antecedentes mundialistas que pudieran marcar la brújula de ese fútbol, aprovechando al máximo la siempre ventaja de la casa.

La gran montaña a escalar por la portentosa nación, que no querrá quedarse sólo como protagonista de excepción con sus majestuosos estadios, será parecerse lo más posible al nivel que mostraron Corea del Sur y Japón, cuando recibieron el certamen.

En todo caso, Catar tendrá la gran ventaja de jugar sin presión por ser debutante en el mayor torneo ecuménico de disciplina alguna. Y sus soldados, reconocidos como recios combatientes a muerte, garantizan que buscarán el salto a los primeros planos del deporte rey.

Ascenso como la espuma

El fútbol del rico terruño peninsular alberga una liga profesional de sólo diez equipos, de donde se nutre la totalidad de la Selección. El circuito es de altos estándares financieros, desarrollando un talento nativo que le permite a la Vinotinto jugar “de tú a tú” con sus pares de toda la región asiática. Incluso, Catar (58° lugar en FIFA) supera en el ranking mundial a una potencia como la africana Costa de Marfil (59°).

La indiscutible carta de presentación del equipo se llama Almoez Ali, un consumado bombardero de 24 años que viene de ganar el “Pichichi” en la conquistada Copa Asiática, con 9 goles; y la gran promesa de impactar en el Mundial; junto al capitán Hassan Al-Haydos (30 años), con 123 goles en clubes y la Selección, conforman una muy letal columna ofensiva.

Y Catar completa con Akram Afif, de 24 años, delantero que pasó por Primera División española (Sporting de Gijón); los mediocampistas Salem Al Hajri, de 25 y Karim Boudiaf (30), de notable perfil goleador; Bassan Al-Rawi, de 23; y Abdelkarim Hassan, de 27 años, cubren la retaguardia. La espesa mayoría juega para Al Sadd, líder absoluto en títulos del

país, incluyendo internacionales (4) y Al Duhail, clubes que copan por mucho el mejor talento.

Catar cuenta con buen material en desarrollo. Y casi la mitad de la tropa, especialmente sus principales hombres, tiene 25 años o menos y catorce rozarán los 30 al momento del Mundial, en una gran simbiosis de juventud y veteranía que puede darles altos dividendos.

Los más recientes resultados del año confirman el avance, con victorias sobre las naciones europeas Luxemburgo (1-0) y Azerbaiyán (2-), además de empate (1-1) contra República de Irlanda, un portentoso rival (47° en FIFA). Es la confirmación del progresivo ascenso desde el 2010 (113 del mundo), aunque ya estuvo número 55 el año pasado.

Además, la catarí tuvo una muy decente participación en la Copa América 2019, viniendo de atrás ante Paraguay para terminar empatados (2-2); se fajó ante la poderosa Colombia (0-1) y también cayó contra la súper potencia Argentina (0-2). Como se ve, la península no será exclusivamente un anfitrión de lujo, sino que puede sorprender a naciones de alto nivel; sobre todo que como equipo desconocido, tendrá cartas “debajo de la manga”.

Antecedentes en Asia

Catar será el primer emirato que monta la Copa Mundial FIFA y apenas el segundo del continente, bajo la penumbra del exitazo asiático en las naciones del sushi (2002).

Cuando surcoreanos y nipones recibieron la versión, ya venían de alguna experiencia en el torneo, hecho que no les arrebata el enorme mérito de haber superado la primera ronda, con los primeros logrando su hito histórico de semifinales, en la que increíblemente vencieron a los poderosos Portugal, Italia y España.

Si la selección catarí lograse buen desempeño en primera ronda (sumar 5 puntos, de 9 posibles), podrá sentirse más que satisfecha, aunque el país aceptó la sede porque “irán a por todas” con la pretensión de escalar lo más posible al Everest del más competitivo de los deportes.