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REPORTAJE

Amor en la plataforma

Los pesistas Luis García (dominicano) y María Alejandra Navarro (Nicaragua) se conocieron por coincidencia en un bus en el 2015, hoy disfrutan de tres años de feliz unión

Luis Garcia y María Alejandra Navarro tienen una relación de tres años

Luis Garcia y María Alejandra Navarro tienen una relación de tres años

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PEDRO G. BRICEÑOSANTO DOMINGO

Coincidir en un bus en el 2015 durante la celebración de un campeonato de pesas efectuado en Cuba, se convirtió en una especie de amor a primera vista para la hoy pareja de esposo, Luis García y María Alejandra Navarro.

Procedían de destinos diferentes, él dominicano, y ella desde Nicaragua, sus objetivos primarios eran salir airosos cada uno en su categoría, sin siquiera pensar que ese sería el viaje en que cupido se encargaría de flecharlo y unirlo hasta el “sol de hoy”.

Luis, medallista de oro y plata en los Centroamericanos celebrado en Barranquilla, Colombia en el 2018 y María Alejandra, con un poco menos de historial exitoso en las pesas, en la actualidad cuentan con tres años de casado, tras su matrimonio en 2018, en Managua.

Pero, como se produce y se alimentó ese amor surgido por una de esas circunstancias de la vida, entre dos personas que vienen desde polos distintos y sin proponérselos el destino los coloca de frente y le brinda la oportunidad de comunicarse, enamorarse y lograr el objetivo final que la mayoría de las parejas quieren materializar.

“Recuerdo que me monté primero en el autobús con los demás miembros de mi delegación en ruta hacia el hotel y por casualidad al equipo de Nicaragua también le correspondió abordar el mismo transporte y de inmediato la observé, ella se sentó unos tres asientos delante de mí, pero nunca le perdí la vista”, señala García, quien en el 2018 le brindó la primera presea dorada a Dominicana en Barranquilla.

Nacido en Los Mina, criado en Sabana Perdida y de orígenes vegano, el destacado pesista, de 26 años, como buen guerrero nunca echó hacia atrás en su esfuerzo de alcanzar ese objetivo, nacido de la nada, y unirlo a su búsqueda por alcanzar un lugar en el pódium, para el cual ya había entrenado con rigurosidad.

Intercambio de números de celulares, redes sociales y otros se convirtieron en los contactos que necesitaron para echar hacia adelante sus nacientes intenciones, no importando que en lo visual ya no se vieran mucho, como finalmente ocurrió.

“ Era insistente, me llamaba con mucha frecuencia, cuando concluía de competir siempre me escribía y eso me encantó, el interés que mostraba en mi desempeño, sostiene la pesista de los 45 kilogramos, una de las más sobresalientes en la halterofilia en su país.

El primer conversatorio

La primera vez que conversaron fue dos días después de ese primer encuentro, pero algo que casi marcó el flechazo fue la entrega de un paquete que María Alejandra había pedido desde Dominicana, precisamente Luis andaba con el responsable de entregarlo, Francis Sido y en ese momento pudieron interactuar ya con más soltura.

Coincidencias más frecuentes en el hotel incrementaron los encuentros y hasta una cena hubo con lo cual colocó en el panorama ya el virtual noviazgo. Al culminar el torneo se vieron por última vez en el aeropuerto de Panamá.

No volvieron a verse, pero la presencia de las redes y el interés existente se encargó de que este nunca se marchitara y continuar con la relación que habían iniciado.

Ya con un noviazgo a distancia y tras concluir la cita de Barranquilla, García viajó a Managua ya para formalizar su naciente relación amorosa, ya había pedido la mano de su prometida y fue sometido a un intenso interrogatorio por la madre de esta, la única hembra de sus tres hijos, habiéndose producido la boda en territorio de Nicaragua.

Ya casado, poco tiempo después iniciaron los trámites para que María Alejandra se trasladara en definitiva a Dominicana, la pareja reside en Herrera y pasan su tiempo desde los entrenamientos a la competencia y viceversa.

El progreso de ella

Ella se mantiene representando a su país en las pruebas, como ocurrió en el recién concluido Panamericano de Pesas en el que obtuvo el cuarto lugar, pero lo más sobresaliente es que registró sus mejores marcas en los 45 kilogramos. Las mismas las elevó desde 57 a 64 kilogramos en arranque y de 75 a 82 kilos en envión.

“Aquí me han ayudado mucho, me han corregido una serie de errores que cometía, en técnica, la planificación aquí es diferente. En el arranque tenía ciertos problemas y eso ya lo hemos solucionado”, sostiene, amén del confort que disfruta en el país en el sentido de que en Nicaragua tomaba un bus de una hora para llegar al gimnasio y luego caminar más de un kilómetro para arribar al instituto de entrenamientos.

Profesiones, comidas y gustos

Luis es graduado de Educación Física (2019) y en la actualidad realiza una maestría en gestión de Educación Física en el deporte. María Alejandra culminó sus estudios en Nicaragua y para el próximo año ya puede optar por continuarlo en el país y espera estudiar la licenciatura de fisioterapia.

“Ese es uno de los grandes objetivos, poder seguir estudiando, emprender mi carrera”, señala la joven de 23 años, quien tuvo que superar muchas cosas, como el cariño de su madre, Martha Mejía, con quien se comunica a diario. Ella es dos veces medallistas en campeonato centroamericano y panamericano juveniles.

La pesista, ya sabe hacer mangú, el pollo guisado, el moro de habichuelas, todo aún en proceso de aprender. Sus gustos, le encanta el salcocho y le fascina el concón.

Como comida de Nicaragua, a Luis le encanta la tortilla de nombre guírila (maíz tierno, con queso,).

Entre entrenamientos y competencias, el de Luis y María Alejandra es un amor que se fortalece en las plataformas de la halterofilia.

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