TRIPLE TEAM

Lamentables sucesos

Son lamentables los hechos que se registraron luego del emocionante partido del pasado sábado por la noche entre GUG y Cupes para decidir uno de los puestos en la final del torneo de baloncesto superior de Santiago.

Lamentables por la principal figura envuelta, un tres veces integrante de un Salón de la Fama en la persona de Luis Felipe López, quien en su condición de presidente del GUG es la cabeza visible del bochornoso espectáculo.

Lamentable por la forma en la que está terminando el torneo de Santiago luego del gran esfuerzo realizado por la Asociación de Baloncesto de Santiago (Abasaca), los clubes participantes y el Comité Organizador presidido nada más que por la vicepresidenta Raquel Peña.

Y lamentable ya que, una vez más, el baloncesto se encuentra en el ojo del huracán y en vez de resaltar que para resultar un ganador en ese encuentro se tuvo que jugar un triple tiempo extra de lo que se habla es de las inconductas de algunos.

Luego del trago amargo que constituyó el desenlace de la serie regular con el intento de “jugar a perder” para evitar a un rival en particular que protagonizaron la semana anterior el GUG y el Club Domingo Paulino, estos acontecimientos últimos no hacen más que dar más argumentos a los enemigos gratuitos del baloncesto.

Es cierto que es un deporte apasionante y que a veces el deseo de triunfo nubla los sentidos, pero antes de todo está el respeto al deporte, a la asociación, a los clubes, a los patrocinadores, a la sociedad en sentido general.

Si un resultado le es adverso hay canales instituciones para hacer valer los puntos de vista. Lo que nunca se puede perdonar es llegar a los extremos, de que los reclamos traspasen los límites de la decencia y hacer uso de la violencia, un recurso muchas veces utilizado por los que no tienen la razón.

Se hace necesaria una medida disciplinaria fuerte, dura. Se hace necesaria una disculpa pública de parte de Luis Felipe, un héroe deportivo que no debe dejar empañar una bonita carrera en las canchas por una situación tan desagradable.

Ojalá la Federación Dominicana de Baloncesto pueda tomar cartas en el asunto y, de una vez y por todas, erradicar este mal que parece ser el cuento de nunca acabar.