TRIPLE TEAM
Carreras cortadas por lesiones en la NBA
Anfernee Simons fue el ganador de la competencia de donqueos en el Partido de Estrellas de la NBA y en una de sus actuaciones rindió homenaje a Tracy McGrady, quien fue dos veces campeón anotador y siete veces escogido para el All-Star Game.
Sin embargo, McGrady, quien llegó a la liga tras salir de la escuela secundaria, se retiró a los 31 años y sus últimas temporadas no fueron ni sombra de su mejor tiempo debido a recurrentes lesiones en hombros y rodillas.
Esto hace recordar los casos de otros jugadores que demostraron calidad en su paso por el circuito, pero que no pudieron desplegar todo su talento debido a inconvenientes físicos que afectaron su rendimiento:
Un problema degenerativo en las rodillas hizo abandonar a Brandon Roy con apenas 27 años y privó a los parciales de Portland de su eficiente juego, sobre todo a la ofensiva.
No es el único caso que ha afectado a los Trail Blazers. Bill Walton los condujo a su título en 1977 y rivalizaba con los mejores centros de la liga. Pero problemas en espalda, pies, piernas, muñecas y hasta nariz lo hicieron perder una gran cantidad de partidos o jugar con dolor.
En 1984 dejaron pasar en el segundo turno del sorteo a Michael Jordan al decidirse por Sam Bowie, quien había dominado la NCAA como jugador centro con Kentucky. Una apuesta fallida.
Una serie de lesiones en las piernas le hicieron acabar su carrera tras 10 años poco productivos. Lamentable y trascendental el caso de Maurice Stokes quien en tres campañas con Rochester y Cincinnati entre 1955 y 1958 promedió 16.4 puntos y 17.3 rebotes. Pero en su última campaña cayó al tabloncillo, quedó inconsciente y le fue diagnosticada una encefalopatía postraumática que le dificultaba el hablar y caminar.
A pesar de jugar durante 18 temporadas y ser siete veces All-Star, muchos se preguntan hasta donde hubiera llegado Grant Hill de no haber sido molestado durante la parte media de su carrera por constantes molestias en los tobillos que lo transformaron de un triple-doble latente con Detroit a un especialista defensivo con Phoenix.
Otro fenómeno que pudo dar más fue Ralph Sampson, el hábil jugador de 7-4 de estatura con habilidades de guard. La espalda y las rodillas le traicionaron y el proyectado para ser uno de los mejores centros de la historia se retiró a los 32 años luego de nueve campañas.
Brad Daugherty (espalda) rivalizaba con Hakeem Olajuwon y Patrick Ewing a mediados de los 80 con un completo juego ofensivo y defensivo. Dejó las canchas en 1994 tras solo ocho estaciones.
Un caso parecido fue el de Yao Ming –de quien la leyenda urbana dice fue un experimento científico de los chinos-, quien no pudo con sus 310 libras en un cuerpo de 7-5 de estatura. La parte baja de su estructura, sobre todo sus tobillos, apenas lo dejaron jugar ocho temporadas.
Un accidente en motocicleta –violando flagrantemente su contrato- dañó de manera severa un nervio en una de las piernas del armador Jay Williams y provocó que los Bulls le dieran de baja tras las expectativas creadas a su alrededor luego de una gran carrera universitario con Duke.
Son solo algunos botones de muestra. Muchos no lo creen, pero no es menos cierto que, aparte de trabajo y talento, hay que contar con algo de ella para triunfar en la vida: suerte.