El país duplica cantidad de prospectos millonarios
… Y siguen creciendo como la espuma los bisoños millonarios. Previo al fatídico 2020, República Dominicana se encaminaba a consolidar su crecimiento vertiginoso en las firmas de prospectos para el béisbol de las Grandes Ligas en los últimos años, en cuyas estadísticas hubo un salto de garrocha de los bonos a siete cifras.
Y es que como muestra un botón: el 2019 fue el más pletórico no sólo en cuanto al número de prospectos firmados, sino que el árbol de los millones resultó más frondoso, confirmando así la inagotable cantera que representa una nación delirante por el deporte que trajeran los hermanos Alomá. El año pasado, el país sumó otros 17 adolescentes que cambiaron radicalmente su condición social, igualando así la marca producida cinco años antes (2015), de cuya cosecha en gran parte ya vemos un pequeño reflejo en el Gran Circo.
En el período 2015-19, sesenta y cinco prospectos resolvieron “su mundo” económico con firmas por cifras millonarias (US$ 1, 000,000.00), con una media de 13.2 por cada curso fiscal.
En el mismo tramo fiscal, las firmas de 100,000.00 dólares o más también dieron un gran salto, con 700 prospectos que recibieron dichos bonos. En 2013, fue la primera ocasión que el país sumaba al año un centenar de beneficiarios con montos a seis cifras. Entonces, con el período extendido, 924 jugadores pactaron la respetable cifra, para una media de 132 anuales.
El período tomado como referencia de primer término (cinco años) ha sido también el más prolífico en cuanto a nivel de talento y más rápida exposición en las Grandes Ligas en lo que va del siglo.
Más de 100 millonarios
El boom de los millones comenzó sorpresivamente tres años antes del 2000 (Josephang Bernhardt firmó por US$ 1.1 MM en 1997; le siguió la de Ricardo Arámboles, 1.5 MM de dólares en 1998), y las cifras no crecían significativamente sino hasta seis años después de dicho milenio, cuando en el 2006 cuatro criollos lograron contratos de siete números.
Pero tuvieron que pasar siete años para que llegara el primer gran pináculo, con nueve juveniles que cambiaron radicalmente su estatus financiero. Dos años después (2015) la cifra llegaba a doble dígitos.
En sumatoria que incluye el siglo pasado, 124 prospectos consiguieron firmas millonarias, de las cuales 122 llegaron en los decenios 2000 y 2010.
El dato más revelador es que el 53.3 por ciento de los contratos millonarios en este siglo, llegó en el lustro objeto de análisis, una contundente muestra de cómo han crecido los millonarios juveniles gracias a la práctica del béisbol. En otras palabras: Grandes Ligas, en contra de todo pronóstico de mal agüero, ha centrado sus inversiones en el talento dominicano.
Con los referidos pactos, el país ya suma 1,688 juveniles que cambiaron al menos visiblemente su estatus, sumando los que consiguieron hasta el año pasado al menos un bono de 100 mil dólares, saliendo de pobreza extrema en que muy mayoritariamente se encuentran estos muchachos, que comienzan a jugar béisbol con la mente puesta en un cambio social, además del gran sueño que albergan cada noche: llegar a las Ligas Mayores.
Gran salto de las firmas
El hecho de que se evidencie un notable crecimiento de los montos otorgados a los bisoños profesionales, viene a reflejar necesariamente una proporción de cómo por igual ha explotado el número de firmas.
Los datos más recientes dados por la MLB (siglas en inglés) al Listín Diario, indican que desde el 2000 más de nueve mil prospectos (9,186) han estampado para las Grandes Ligas. El gran cantón comenzó hace dos años, con una garrocha en el número de fichajes.
SEPA MAS
Algunos llegan, pero otros no
Se quedan a deber
Está demostrado que los contratos millonarios desmotivan el sacrificio que deben para lograr el gran sueño de brillar en GL de Bernhardt, Arámboles, Joel Guzmán, Ángel Villalona y Edward Salcedo, entre otros.
Buena inversión
Los nombres más sonoros que hoy justifican la gran inversión responden como Fernando Tatis (Medias Blancas lo firmó por poco menos de 1 MM y ya explota en los Padres); Juan Soto y Vladimir Guerrero Jr.