“El Mime” y las motos, un matrimonio sin divorcio
Anhela que Luis Rafael Méndez, él y otros grandes de los deportes de velocidad sean inducidos algún día al Pabellón de la Fama del Deporte.
Como si se tratara de un matrimonio por la ley y por la Iglesia, la relación de Héctor –El Mime—Cordero y las motos también parece ser para toda la vida.
La primera la tuvo a la edad de ocho años un seis de enero, el Día de Reyes, que resulta ser la fecha de su cumpleaños (“Por eso me regalan doble”), pero en realidad él cree que su pasión por los deportes de velocidad comenzó cuando estaba en el vientre de su madre Grisel Iris Tavárez Valeriano.
“Yo nací con la sangre de gasolina porque mi mamá iba a los dragueos”, manifiesta “El Mime”, un carismático campeón de motocross, primero, y luego de motovelocidad que desde 2011 reside en Ecuador.
Su padre Hans Orlando Cordero Amell era un calificado mecánico que participaba en las competencias de dragueo, cuando esa modalidad se inició en el país en la década del 60.
Tan inquieto como su apodo, a los ocho años solicitó a Melchor, Gaspar y Baltazar una motocicleta, la cual “le dejaron” gracias a la complicidad de su padre, quien era muy amigo de Juan José Bellapart, el propietario de la Agencia Bella.
“Ahí arranqué. Duré dos tres años con esa moto hasta que llegaron las de motocross”, relata Cordero, quien como su familia tiene arraigada raíces en el ensanche San Gerónimo, de donde también son los hermanos Carlos y Luis (Luichy) Morín, dos de los primeros exponentes que tuvo esa apasionante modalidad en el país.
Para esa época, a finales del decenio del 70, “El Mime” era lanzador de la Liga Oscar Pérez, “pero cada vez que estaba jugando pelota y me pasaban esas motos yo dejaba todo”.
El pequeño Héctor convenció a Hans Orlando para que le montara un tallercito de bicicletas que le permitiera ahorrar algún dinerito para, al menos, ayudarlo a que le comprara una moto todoterreno.
“Ahorré como 100 pesos. Mi papá no quería, pero le dio pena, fue a la Honda y me sacó una moto serie 80”, indica sobre el gran regalo que recibió en 1981.
“Mi papá siempre me apoyó en todo. No ahorró nunca nada porque todo me lo dio a mí hasta que fui progresando y conseguí con la Honda un patrocinio en la categoría 80. Depunté y de ahí en adelante lo que ha pasado es historia”, resaltó Cordero, quien al poco tiempo viajó a Puerto Rico para su primera competencia internacional y obtuvo un segundo lugar.
De su virtuosidad fueron testigos los millares de fanáticos que regularmente acudían a las competencias de motocross que se realizaban en las polvorientas pistas de La Yuca, La Gran Parada, de Puerto Plata y La Barranquita, en Santiago, principalmente.
A mediados de los 80 incursionó en el motociclismo y el éxito le sonrió de igual manera.
Tanto en motocross como en motovelocidad, “El Mime” contó con el respaldo económico del Grupo León Jiménes y su producto Marlboro.
Las cosas cambiaron súbitamente cuando esa empresa decidió retirar o reducir sustancialmente el mecenazgo que les tenía a los deportes de velocidad, al ecuestre, tenis, softbol, baloncesto y otras disciplinas debido a un cambio que el gobierno de la época produjo en las leyes impositivas.
La medida sorprendió a Cordero preparándose para competir en el Campeonato Nacional de Estados Unidos.
“Marlboro se retira de una manera rápida. La ganancia que había obtenidodo en varios años con sus contratos la gasté toda. Lo invertí comprando piezas para el próximo campeonato”, argumenta el piloto, quien el año anterior, en el 1996 había competido en el de la Florida y quería seguir creciendo.
“Pedí muchísimas piezas a Japón para que me la hicieran. Entonces quedé enganchado, con muchísimas deudas. La tarjeta de crédito llena, 40 o 50 mil dólares”, revela.
Luis Manuel León, amante del motociclismo, del Grupo León Jimenes, le dio cierta ayuda (“un rellenito”) que le permitió participar en el Campeonoato Latinoamericano, pero la suerte no acompañó al intrépido volante, pues se le dañó la moto.
“Entonces quedé con unos años de frustración que no quiero ni mencionar. Eso hizo que yo me fuera del país”, señala Cordero, quien en 2001 ya había cerrado su compañía “Servi Pisos” y después un taller de motocicletas que había abierto.
En Estados Unidos permaneció casi tres años laborando como encargado de un taller de respuestos, pero su apego a la familia le hizo retornar a su lar nativo y en 2007 comenzó a dirigir una escuela de motocross que se creó con la apertura de la pista de La Isabela Park.
Corría el año 2011 cuando Fabián Zabala, un ecuatoriano que de fanático aquí de “El Mime” terminó siendo amigo y luego compadre, regresó a su país y se asoció a una empresa distribuidora de motocicletas.
“Me dice que si yo quería venir. Me consigue un trabajo bueno en la línea Husqvarna, marcas europeas para que yo me encargara de dirigir el servicio técnico”, manifiesta Cordero, de 53 años.
No conforme con ello, el empresario Zabala también le consigue trabajo a Yanelly Goris, la esposa de Cordero a los fines de que la pareja y su hija María Laura hicieran residencia allí.
María Laura, de 25 años, se graduó en este tiempo de pandemia como publicista en la Universidad San Francisco de Quito, que está ranqueada entre las mejores cinco academia de latinoamérica.
Desde hace cuatro años se desempeña como Gerente de Garantías y Postventa de la compañía envasadora de motocicletas chinas Unno-Motor, en la que Zabala también era accionista.
“Cuando llegué aquí había un campeonato de motovelocidad. Como mi amigo distribuía la línea TVS logró que me me regalaran una para yo promocionarla en la carrera, categoría monomarca, 250 cc, y nada, gané dos campeonatos en categorías menores”, señala.
“Aquí no se corre motos grandes”, resalta Cordero, nueve veces campeón nacional de motocross y siete en motovelocidad, incluidos tres títulos en la competitiva superbike.
SEPA MÁS Lesión Cordero sufrió la rotura de la tibia y el peroné mientras se recreaba con una moto en el patio de la residencia de su compadre, lo cual le llevó a la sala de cirugía en dos ocasiones.
Precaución Desde hace un tiempo se mantiene enfocado como gerente de una ensambladora que mensualmente vende entre mil y mil 100 motos chinas, así como tricicross.
Año de ensueño En 1992 conquistó el Campeonato Latinoamericano de Motociclismo. La ACD lo eligió “Piloto del Año” tanto en esa modalidad como en motocross.