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Con espectadores de lujo, Murray sobrevive

Mónica Puig fue eliminada 2-1 por la rusa Gasparyan tras desplomarse en el tercer set del juego.

Andy Muray muestra su euforia luego del triunfo.

Andy Muray muestra su euforia luego del triunfo.

Esta fue la clase de par­tido que motivó a Andy Murray seguir jugando, el tipo de competencia y re­montada que siempre ha disfrutado. La razón por la que se operó dos veces la cadera y por la que aceptó todo el sacrificio que debió seguir en su rehabilitación posterior.

Y también fue el clási­co partido de Murray — impávido por la desven­taja, improvisando sobre la marcha, gruñendo de principio a fin. Un partido entretenido.

Si bien no se permi­te la presencia de público en este Abierto de Esta­dos Unidos por la pande­mia, sus colegas de circui­

to aparecieron en los palcos para admirar la forma en que el popular campeón de 2012 levantaba una bola de partido y, eventualmente, se apuntaba la victoria.

En su primer encuentro de Grand Slam en casi 20 meses, Murray exigió resis­tencia de la pieza de metal

que se le implantó en la ca­dera, durante un duelo de 4 horas y 39 minutos en el es­tadio Arthur Ashe. El esco­cés ganó por décima vez re­virtiendo un déficit de dos sets, al imponerse 4-6, 4-6, 7-6 (5), 7-6 (4), 6-4 ante Yoshihito Nishioka. Su ri­val de turno será Felix Au­ger-Aliassime, un canadien­se de 20 años y 15to cabeza de serie.

La mayor preocupación de Murray tras el partido fue si le iban a dar el per­miso para darse un baño de hielo en el vestuario del As­he.

“Han dicho que es para emergencias. Para mí, es­to es una emergencia aho­ra mismo. Me duele el cuer­po”, dijo el escocés de 33 años que recibió tratamien­to durante el partido por una par de ampollas en am­bos dedos gordos. “Fue por lejos mi partido de tenis más largo desde 2019, de veras”.

Y varias de las grandes luminarias del tenis le vie­ron en primera fila.

Gent e como Nov a k Djokovic, Dominic Thiem, Naomi Osaka, Garbiñe Muguruza y otros, algunos comiendo mientras observaban desde los balcones de sus suites personales — los espacios privilegiados del Ashe que generan cientos de miles de dólares.

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