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PRESENCIA DOMINICANA

Dominicanos bajo presión

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

Con un promedio de bateo de .318 finalizó su carrera de grandes ligas Vladimir Guerrero, el mismo que al­canzó cuando le tocaba ba­tear bajo presión, al final del juego con el marcador ajustado. Con esos porcen­tajes encabeza ambos renglones entre los dominicanos en liga mayor.

Estadísticamente se considera que se batea bajo presión cuando el juego está a nivel del séptimo episodio o más y el equipo al bate tiene el marcador arriba por una carrera, está empatado o tiene la anotación del empate en base, al ba­te o en el círculo de espera. En esa si­tuación solo otros dos dominicanos lo­graron mantener sus promedios por encima de los trescientos puntos: Ricar­do Carty que disparó para .310 y Tony Fernández para .309. Ambos compila­ron porcentajes generales por debajo de los señalados, Carty .299 y Fernán­dez .288; cosa que indica que su capa­cidad productiva aumentaba cuando eran más necesarios. El grupo de los principales criollos con promedios a ni­vel de respeto en la situación descrita se completa con Manuel Mota y Mateo Alou, ambos coincidentes con la época de Carty, los decenios sesenta/seten­ta del siglo pasado. El primero conectó para .299 y el segundo para .298.

Algunos de los más reputados ba­teadores dominicanos no tuvieron tan­ta eficiencia en el exigente escenario que aludo. Por ejemplo: Manny Ramí­rez conectó para .312 en términos ab­solutos, pero bajo presión desciende a .275. Moisés Alou disparó para .303 y baja a .275; Alex Rodríguez se depre­cia de .295 a .268. Los números fríos en ocasiones son implacables desmontan­do mitos.

En el análisis del renglón surgió un caso que no puedo dejar de mencionar. Se trata de Danny Bautista, aún cuando no fue propiamente un regular dispa­ró para promedio de .322 en el contex­to referido. Realmente solo agotó 413 turnos en la situación, mientras los de­más mencionados pasan de los ocho­cientos, no obstante es logro digno de ponderación. Su capacidad de producir bajo presión la fortalece el promedio de .313 que alcanzó como bateador emer­gente.

Los resultados en materia de jonro­nes disparados en esa particular cir­cunstancia arrojan efectos diferentes y hasta sorprendentes, pero ya eso es te­ma de una próxima entrega.

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