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A LA SEXTA FUE LA VENCIDA

Valdés narra desafíos para alcanzar el éxito

Es única; duró 5 días en alta mar antes de llegar al país; comía un pan y ya; pudo ser devorado por caimanes; solo ganaba 5 dólares al mes.

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Pedro G. BriceñoSanto Domingo, RD

El Raúl Valdés que hoy ex­hibe la marca de más triun­fos para un extranjero en el béisbol dominicano, atrave­só por las más crueles de las vicisitudes en su esfuerzo de pisar este territorio y que le permitiera poder vivir en la decencia de su carrera co­mo lanzador.

El zurdo, quien el 16 de diciembre del 2018 supe­ró a Mickey Mahler (40-17) como el máximo ganador en la Liga Dominicana en­tre los no nacidos en el país y es dueño de las marcas de ponches en round robin y series finales, narra a Listín Diario gran parte de los sa­crificios que pasó en su in­tención de arribar a estos la­res y hoy colocar su nombre en los libros de récord, tras una carrera que alcanza ya las 16 campañas.

El habanero, con 42 años ya, expresa que en el sexto intento por querer abandonar a Cuba, y de­safiar las bravuras del mar, en lanchas pocos seguras fue que el 5 de enero del 2003 pudo finalmente arri­bar a las riberas de Monte Cristi y pisar por primera vez territorio quisqueyano, tras cinco días en medio de incertidumbre en alta mar y casi dos años en que se embarcaba con la esperan­za de alcanzar su añorado destino final.

Pero, en este último in­tento tuvo que caminar unos cinco kilómetros entre los manglares, con tanques de agua en la espalda pa­ra poder abordar la lancha y en los cinco en que el via­je falló, hubo muchos trau­mas, recuerda que al me­nos en cuatro de ellos fue apresado, recibió golpizas, en algunos casos torturas, comiendo una sola vez por día, muchas veces era un pan en la mañana y ya.

Agrega que en uno de esos intentos, junto a otros pasajeros una yola lo cru­zó como a las cuatro de la tarde por una extensa la­guna y en el recorrido ob­servaron caimanes, los ca­pitanes tenían la intención de recogerlo más tarde, he­cho que nunca se produjo y como a las tres de la madru­gada los diez tripulantes tu­vieron que volver a cruzar a pie con el agua a nivel de la cintura, en pleno desafío de ser devorado por parte de los reptiles.

“En mi caso a la sexta fue la vencida, cada vez que bus­caba abandonar a Cuba y fa­llaba los intentos en dos se­manas ya estaba pensando en el próximo viaje, no era por asuntos políticos, solo so­ñaba con buscar mi porvenir en otros lares”, señala Valdés al Listín Diario y quien ya sa­bía que algunos de sus ante­cesores colegas como los Her­nández (Liván y El Duque) Ray Ordóñez, René Arocha, Osvaldo Fernández entre otros habían alcanzado sus sueños tras abandonar la lla­mada morena de las Antillas.

Las razones de su consis­tente decisión radicaba en que en el 2001 era miem­bro del equipo del Occidente que libraban la serie final (7- 4) contra el Oriente y de esta se sacaría la selección de ma­yores que asistiría a un even­to en Rotterdam, Holanda. Su equipo perdió 4-2 la final, pero el zurdo alcanzó los dos éxitos de su conjunto, con desempeños brillantes.

Cuenta que ese año en el torneo lanzó unos 33 episo­dios y permitió solo dos vuel­tas y aun así lo dejaron de la­do del seleccionado. “Ese era mi sueño volver a conformar

el equipo nacional y de ver­dad me dejó frustrado”, seña­la el hoy lanzador, quien re­side cómodo y tranquilo con su esposa Wanda y sus hijos Anderson (13 años), Steven (10) y Alain (5) en San Fran­cisco de Macorís y actúa co­mo nativo con los Toros en la Liga Dominicana.

Cortaba césped. Quien exhibe los trofeos de campeones con los romanen­ses y el equipo dominicano que ganó la pasada Serie del Caribe, agrega que no deven­gaba dinero por su condición de lanzador y cuya única pa­ga que recibía equivalía a cin­co dólares mensuales era por su labor en el Inder en la que era un jardinero, chapeaba el césped en oficinas y otras di­versas zonas.

“Estaba cansado de pasar mi­seria y decidí colocar mi vida en las manos de Dios y em­prender mi viaje con destino a Dominicana como lo ha­bían hecho otros”, narra el pitcher, quien duró cinco días en alta mar, con poquita cosa que comer y en un último via­je. “Me tomaba una sopa ins­tantánea un día y con eso me sostenía. De la frágil embar­cación al menos recuerda que en unas tres oportunidades estuvo próximo a volcarse de­bido al mal tiempo existente.

“Salimos un 31 de diciem­bre de Camaguey y llegamos un cinco de enero, no quiera imaginar lo feliz que me sentí cuando a lo lejos alcanzamos a ver las tierras de Haití”, re­cuerda.

PERFIL "2 horas esposado con manos atrás”

Pudo no haber lanzado En unos de esos intentos fallidos fue hecho preso y esposado con las manos hacia atrás, en posición in­cómoda, permaneció co­mo dos horas así montan­do en la parte trasera de un jeep y pensó que su ca­rrera culminaría ahí.

Voleibol, judo y luchador. En su juventud, practicó el judo y la lucha olím­pica, no a nivel de selec­ción, más como defen­sa personal, empero era un gran amante del vo­leibol, la cual hacia jun­to con un grupo de sus primos.

Supera a Tavárez Fruto de su gran des­empeño posee la mar­ca de ponches en Round Robin y Final, dejando atrás a Julián Tavárez.