MAESTRO EN LA CANCHA
Leandro de la Cruz, un maestro en la cancha y dueño de expediente completo en básquet
Su máxima aspiración es volver a enseñar el deporte a niños y jóvenes de algún sector de escasos recursos, como todo buen maestro.
Leandro de la Cruz es ingeniero electricista, licenciado en matemáticas, se quedó a ley de presentar la tesis para ser doctor en economía y hasta estudió dos o tres años de derecho.
Pero el título que más se ajusta a lo que ha hecho en el plano deportivo es el de Maestro de Baloncesto.
“Es un ser humano noble y serio como pocos. Gran parte de mi éxito se lo debó a él. Me dio la oportunidad de desarrollarme y poner en práctica mis habilidades. Es un técnico fino y fue un adelantado para su tiempo. Creo que soy uno de sus alumnos más aventajados”, dice Máximo Tapia (Tepo), uno de los mejores canasteros en la historia del básquet dominicano.
Gran expediente De la Cruz es dueño de uno de los expedientes más importantes y prolíficos en el baloncesto del país por su desempeño como jugador, entrenador, propulsor y hasta como narrador, comentarista y productor de programas de radio y televisión. Ah, por cierto, forma parte de la larga lista de espera por la llamada del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.
“Ha sido un gran desarrollador desde los tiempos con San Lázaro, capaz de ver lo que otros no pueden. Debe ser la mejor combinación del país en cuanto a la formación y desarrollo de jugadores unido a la capacidad como estratega en la dirección técnica”, explica el periodista y cronista deportivo, Rolando Guante.
Hijo de padre hatomayorense y madre sanjuanera, de la Cruz nació en Santo Domingo (1948) y a los nueve años comenzó la práctica rudimentaria del baloncesto con una pelota de playa. El colegio de
La Salle fue su primer gran escenario en los torneos intercolegiales y al vivir próximo al club San Lázaro fue incorporado por otro gran formador de jugadores, Félix Aguasanta. Pero mientras jugaba ya empezaba a entrenar a los jugadores un par de años más jóvenes.
“Demostró conocimientos del juego con buenas ideas dependiendo de las situaciones que se le presentaban. Tenía poder de comunicación y buena presencia y ni hablar de su preferencia por el baloncesto, deporte del cual fue parte desde su infancia”, aporta Osiris Duquela, a quien le brindó la primera oportunidad de ser entrenador a nivel superior.
Círculo exclusivo De la Cruz forma parte del exclusivo círculo de hombres del baloncesto que han jugado (4 veces) y dirigido (3 veces) a la selección nacional. Sus cinco victorias en el Premundial de 1989, incluyendo la primera y única a nivel superior sobre Estados Unidos han sido su punto más alto como entrenador del equipo nacional.
“Me permitió desarrollar mi capacidad táctica-técnica desde los entrenamientos para ponerlos en ejecución en el juego, mejorar o perfeccionar mi actitud defensiva individual, entender los planteamientos ofensivos y sacar mejor provecho
de mis habilidades. No relajarme, aunque sabía que también era diversión”, expresa Pedro Leandro Rodríguez, quien estuvo bajo su dirigencia con los Astros y Los Mina.
De la Cruz es un abande rado de que la práctica del baloncesto en el país debe estar en manos de los clubes y los técnicos. Entiende que las intenciones de privatizarlo a través de ligas nacionales, además de politizarlo con la inclusión de personas ajenas a la actividad, no produce beneficios.
Por sus opiniones y posiciones ha sido sancionado por la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (Abadina) y la Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal) y excluido de ser entrenador en la Liga Nacional.
Tras salir de San Lázaro -cree que por cierta infundada preocupación de sus dirigentes al indilgarle intenciones de tomar la dirección- en 1971 funda junto a Andrés Vanderhorst el club de los Astros, que viaja al interior a intercambios y clínicas.
Fruto de esos viajes aparece en el mapa distrital la figura de Fernando Teruel -dirigente campeón con los Astros en 1975-, así como la de Antonio -Chicho- Sibilio, el más internacional de los jugadores dominicanos.
Anteriormente, de la Cruz había estudiado en Ponce y Mayaguez, pero no pudo jugar en la liga de Puerto Rico que para entonces no admitía refuerzos ni jugadores nacidos en otros países. También dirigió tanto en la denominada Isla del Encanto como en España.
SEPA MÁS Un profesor en todo el sentido Campeón. En el superior distrital -del que se retiró como jugador en 1976- fue entrenador de los Astros, Los Mina (campeón 1993), Villa Francisca, San Lázaro y Arroyo Hondo.
Cronista. “Canasto Final” fue el programa de radio que producía luego de los partidos del torneo superior distrital. Trabajó durante un tiempo en la antesala de los juegos de los Leones del Escogido antes de partir a entrenar a España.