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Lesiones y dinero: las razones de Krause para desmantelar la dinastía de los Bulls

De izquierda derecha Toni Kukoc, Ron Harper, Dennis Rodman, Scottie Pippen, Michael Jordan y Phil Jackson posando con los seis campeonatos de los Bulls. Foto: Bleacher Report.

Si hubo una parte integral que no estuvo presente en la docuserie “El Último Baile” fue el arquitecto del equipo, el gerente general Jerry Krause, quien falleció en 2017.

Vilipendiado por Michael Jordan, Phil Jackson y Scottie Pippen a través de los años, al igual que en el documental, debido a la controversial decisión que tomó junto al dueño del equipo de no mantener el núcleo de una franquicia que había ganado tres campeonatos consecutivos, y seis de los últimos ocho.

Sin embargo Krause, mediante algunos extractos de un libro no publicado que había escrito, defendió la controversial iniciativa que tomó junto Jerry Reinsdorf, propietario de los Bulls, de desmantelar la dinastía de su franquicia.

En el libro aseguró que dicha decisión no se tomó a la ligera, y que fue motivada principalmente porque entendió que no iban a poder retener a muchos de los protagonistas del equipo, además de la cantidad de lesiones que acarreaban los jugadores.

Pippen venía de una operación en un tobillo el verano anterior, y agravó una lesión en la espalda en el primer minuto del Juego 6 de las Finales de la NBA del 1998, que acarreaba desde el inicio de la postemporada.

También estaba el tema del contrato del miembro del Salón de la Fama, que por años fue de los jugadores peores pagados de la liga en relación con sus aportes en la cancha, y se encontraba en su última temporada de servicio e iba a comandar un alto salario.

Dennis Rodman por igual lidió con múltiples lesiones durante esa campaña, que se tradujo a una disminución de minutos en los playoffs, donde apenas fue titular en 9 partidos de los 21 que disputó.

Similarmente, indicó que el pívot Luc Longley venía con demasiadas lesiones por minutos acumulados, además de que tanto Steve Kerr como Jed Buechler eran agentes libres la siguiente campaña, y no podrían haber igualado los contratos que les iban a ofrecer.

Encima de todo esto estaba el tope salarial maleable de la NBA, que para la temporada 1998-99 se proyectaba que ascendería a los 30 millones de dólares, y donde Jordan venía de firmar un contrato de 33 millones por un año la temporada pasada, y de retornar se esperaba que firmaría alrededor de esa cantidad.

"¿Puede Michael continuar su grandeza sin un centro, un ala-pívot y posiblemente sin Pippen?¿Podría Bill Russell, el mejor jugador de equipo, haber ganado sin grandes jugadores a su alrededor? No”, escribió Krause.