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TRIPLE TEAM

El mayor hablador de basura en historia de la NBA

No solamente es reconocido por la calidad, efectividad y certe­za de su juego sobre el tablon­cillo. La leyenda de los Celtics de Boston, Larry Bird no era se­gundo de nadie a la hora de intimidar con la palabra a los contrarios. Es lo que se conoce como “Trash-Talking” o hablar basura en una traducción muy literal. Aquí algunos ejem­plos.

“Tienes que estar bromeando. Novato tienes que estar bromeando. Novato soy el mejor tirador de la liga en este momento. En la li­ga. Entiendes. Y estás aquí tratando de decir algo”. (A un novato Reggie Miller quien in­tentaba distraerlo en la línea de lances libres. Bird anotó sus dos intentos al final del parti­do ante Indiana y extendió la ventaja de tres a cinco puntos).

“Xavier, voy a reci­bir el balón. Voy a tomar dos dribles a la izquierda. Voy a retroceder detrás de la línea de tres puntos y lanzar”. (A Xaxier McDa­niel en un partido en Seattle faltan­do cinco segundos y con el juego em­patado. Y eso fue lo que hizo. Se fue con el brazo alzado hacia el vestidor).

“Voy a amagarte a la izquierda y luego voy a lanzar un gancho de derecha sobre tí”. (A Ho­race Grant, de los Bulls, quien le había dicho que no iba a anotar, que no iba a conseguir la canasta. Por supuesto que la jugada trascu­rrió tal y como la había descrito).

“Quién me está defendiendo, Chuck. Alguien me vigila. Será mejor que traigas a alguien o voy a encestar 60” (Al coach de los Pistons de Detroit, Chuck Daly, tras anotar cuatro canas­tas seguidas ante la defensa de Dennis Rod­man.

“Estoy abierto. Apresúrate antes de que se den cuenta de que nadie me está defendien­do. Es demasiado fácil cuando estoy abierto así” (A sus compañeros en ese mismo partido mientras Rodman se empeñaba en defender­lo y negarle el acceso a la pelota).

“Espero que todos ustedes aquí estén pensan­do en el segundo lugar, porque esto lo gano yo”. (A sus competidores en el concurso de lances de tres puntos en el Partido de Estre­llas de 1988. Sin quitarse la chaqueta de ca­lentamiento, levantó el dedo al aire antes de anotar el último lance que le dio la victoria faltando todavía tres segundos en el reloj).

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