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PRESENCIA DOMINICANA

Método para evaluar

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Tony Piña CámporaSanto Domingo

Valoro un jugador de todos los días sobre la base de las cinco habilidades que se le exigen. La ofensiva es una de ellas, que se compone de bateo, poder y ve­locidad. Esta última también se aplica a la de­fensa, dependiendo su valor de la posición a resguardar. Si únicamente se analiza el ba­teo, el poder es lo más importante, sencilla­mente porque con él se alcanzan más bases, asunto fundamental. Lograr contacto y tener paciencia es también significativo; mezclar correctamente esas condiciones diferencia a los mejores del común.

Cuando se examinan las estadísticas es im­prescindible combinar el volumen con los promedios, lo pri­mero indica durabi­lidad, lo segundo ca­lidad. Hay jugadores duraderos de calidad insubstancial y vice­versa. Aunque los nú­meros no lo dicen to­do, la tecnología ha aumentado la capa­cidad de conocer es­tadísticamente, la calidad de un jugador de todos los días. Donde todavía existen limita­ciones es con la defensa, se entiende que sus métricas ofrecen un 65% de certeza. Cada posición exige distintas destrezas y tiene va­lores diferentes. Por eso aún es necesario ob­servar los jugadores en el terreno para com­pletar el conocimiento. Hay cosas intangibles que las estadísticas no las enseñan, como hay otras que solo estas las hacen emerger.

Se comete con frecuencia el error de evaluar un jugador de todos los días por su capaci­dad ofensiva. Se debe hacer la aclaración si se está evaluando el bateador o el jugador. Un ejemplo de lo referido es Alfredo Griffin: no generó en Lidom números suficientes para ser considerado entre los mejores, pero como jugador, por su excelencia defensiva, es de los más sobresalientes de siempre.

Con los lanzadores es diferente. Entiendo trascendente conjurar el sobrevaluado re­glón de juegos ganados/perdidos. No es una estadística y su resultado lo determina una regla, no el esfuerzo. Para un abridor su ca­lidad se determina básicamente por el PCL-WHIP-SO/9IL, manteniéndose el menciona­do equilibrio de volumen y porcentajes.

Hay diferencias entre un abridor y un rele­vista. Este último es normalmente un inicia­dor sin el vigor para extender la eficiencia. No tienen el mismo sentido los resultados de las fórmulas en uno u otro. Pero eso, ya es tema para una próxima entrega.

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