HACKER FÚTBOL
Al ventilar los secretos del Benfica, un ciberdelincuente hizo enojar a sus hinchas. Entre ellos, al juez de su juicio.
La lealtad del juez al Benfica, el club de futbol más importante de Portugal, difícilmente lo convertía en la excepción.
El Benfica a menudo presume que puede contar a más de la mitad de la población de Portugal entre sus fanáticos. Además, jueces, fiscales, altos mandos policiacos e incluso el primer ministro son invitados frecuentes en el palco de los directivos en los partidos del equipo. De hecho, un juez ha sido tan leal que fue honrado el año pasado con una insignia para la solapa con un águila dorada, la cual simboliza su afiliación de medio siglo al club.
Así que cuando se divulgó que un juez (no al que le dieron la insignia, sino otro) se había unido a la legión de críticos que atacaban a Rui Pinto, un experto en informática de 31 años, que había humillado al Benfica al publicar en línea algunos de sus secretos más oscuros, pocos acudieron a defender al ciberdelincuente.
No obstante, para los abogados de Pinto, cuyo juicio está programado para mediados de año, el fanatismo del juez es un serio problema porque fue designado para supervisar el caso de su cliente.
“No te sientes cómodo”, dijo el abogado portugués de Pinto, Francisco Teixeira da Mota, en una entrevista telefónica. “Por supuesto, nos gustaría alguien que no estuviera comprometido con el Benfica”.
No obstante, el alcance del Benfica podría dificultarlo. El club de Lisboa es el más grande de los tres equipos más poderosos de Portugal, es un coloso deportivo y mediático cuya influencia se extiende a casi cada aspecto de la vida cotidiana en el país. Es el equipo cuyas victorias son celebradas, cuyas derrotas implican un duelo y cuyos fanáticos se encuentran en posiciones de poder en todos los ámbitos, desde los medios hasta los bancos y el gobierno. Ese poder, afirman los críticos del Benfica, le concede al club y a sus líderes un tipo de influencia que se extiende mucho más allá de la cancha y que explica por qué algunos se refieren a él como el Pulpo.
Ana Gomes, una diplomática de carrera convertida en activista anticorrupción, dijo en una entrevista reciente que ella creía que la enorme influencia del Benfica le había dado un estatus privilegiado en la sociedad portuguesa, particularmente cuando se trata de asuntos legales. La frase que ella usó para describir este estatus —“captura del Estado”— se refiere a la noción de que entidades privadas como las corporaciones, o tal vez incluso un popular equipo deportivo, pueden volverse tan poderosas que son capaces, si así lo deciden, de influir indebidamente al Estado mismo.
“La captura del Estado se hace a través de la captura de las personas que están en una posición institucional estatal y, por supuesto, uno de los pilares clave es el sistema de justicia”, dijo Gomes, quien ha hecho campaña a favor de Pinto. “Si tienes jueces que están capturados, o no les preocupa dar la apariencia de estar capturados, tenemos un problema”.
El Benfica, al cual se le solicitó hacer un comentario el lunes, proporcionó una larga defensa de sus acciones la noche del miércoles, después de la publicación en línea del artículo.
Un vocero del club dijo a través de un correo electrónico que los directivos del Benfica nunca habían realizado o sugerido acciones que “no fueran perfectamente legales”.
Sugirió que quienes hablan en contra del club estaban motivados por la envidia, debido a sus años de éxitos, y agregó que no era verdad que el Benfica tuviera una influencia indebida en la sociedad portuguesa y que cualquier sugerencia de lo contrario eran teorías de conspiración que “son ‘el alimento’ diario del internet, de las redes sociales y, desafortunadamente, incluso de periódicos confiables y con reputación”.
No obstante, por ahora es Pinto quien podría tener el problema más grande de todos. Al enfrentarse al Benfica y exponer sus secretos, se hizo de un formidable enemigo.
El año pasado, las autoridades lo arrestaron en Hungría y fue extraditado a Portugal. Ahora enfrenta veinticinco años de prisión por su “hackeo”, que no solo desenterró los documentos secretos del Benfica, sino también otros relacionados con los jugadores, agentes destacados e incluso la fiscalía general del país. Esos cargos se relacionan con los detalles que Pinto reveló en la plataforma llamada Football Leaks y no en un sitio web a través del cual él posteriormente canalizó la mayoría de las revelaciones sobre el Benfica.
Las revelaciones fueron aplaudidas en algunos lugares por sacar a la luz los secretos del deporte más popular del mundo, pero ahora son un motivo de ansiedad para Pinto. Eso se debe a que su destino actualmente se encuentra, potencialmente, en las manos de un juez, Paulo Registo, quien parece haber dado señales de que cree que el acusado es culpable.
Después de ser seleccionado para presidir el juicio de Pinto, Registo rápidamente borró publicaciones en redes sociales en las que él mismo se vincula al Benfica, pero no logró hacerlo antes de que fueran vistas por periodistas y otros. Se ha reportado que el juez le dio me gusta a una publicación que describió a Pinto como un “pirata”.
“El juez que juzgará a Rui Pinto no esconde su amor por el Benfica”, se leía en un titular de un medio informativo que imprimió algunos de los mensajes.
Esa asociación ofreció más argumentos a los críticos que desde hace mucho tiempo se han lamentado sobre lo que consideran como una relación cercana entre las instituciones más importantes de Portugal y el Benfica. Sin embargo, no es la primera vez que supervisa un caso relacionado con su equipo favorito.
Antes de ser designado para presidir el juicio de Pinto, Registo participó en un panel de tres jueces que supervisó un caso que involucraba al exdirector legal del Benfica, Paulo Gonçalves. El director legal fue acusado de intercambiar beneficios como boletos en los mejores lugares y mercancía del club con dos funcionarios de la corte que están acusados de acceder, de manera ilegal, a los detalles de una investigación en curso sobre el club y luego pasar esa información confidencial a los directivos de la institución deportiva.
No obstante, incluso cuando era el jefe del departamento legal del club, y sus acciones beneficiaron al equipo, la corte permitió que Gonçalves ocultara sus vínculos con el Benfica al asegurar que había actuado a título propio. Un juez de una corte de apelaciones se quejó posteriormente de que el propio Benfica debió haber enfrentado cargos.
No obstante, Registo no es el único juez que ha llevado un caso en el que el Benfica tenía intereses y que posteriormente fue revelado que era un hincha devoto del club.
En marzo del año pasado, el juez que recibió la preciada insignia con el águila dorada, Eduardo Rodrigues Pires, tardó mucho en solicitar ser separado de un caso en el que el gran rival nacional del Benfica, el FC Oporto, buscaba revocar un fallo que le ordenaba pagar 2 millones de euros, o 2,2 millones de dólares, por difundir documentos confidenciales del Benfica en su canal de televisión. (Un juez supervisor rechazó su solicitud de dejar el caso, al declarar que no era posible que la pasión de Rodrigues por el Benfica influyera en su imparcialidad como juez).
El lunes, después de que detalles de sus vínculos con el Benfica fueron publicados por medios informativos portugueses, y después de que los abogados de Pinto se quejaron, Registo escribió a la corte de apelaciones, para solicitar recusarse del caso. Ninguna decisión sobre su solicitud ha sido tomada.
El Benfica dijo que emprendería acciones legales contra Pinto y “todos los criminales que han ‘hackeado’, robado e insultado a esta institución centenaria”.
El club sugirió que las acciones de Pinto habían sido financiadas por entidades no identificadas en el extranjero y grupos internacionales de ciberatacantes con el apoyo de políticos, organizaciones internacionales y medios de toda Europa y Estados Unidos.