VIDA ANTES DEL DEPORTE

¿Qué hacían ellos antes de ser estrellas del deporte?

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Yoel Adames F.Santo Domingo, RD

¿La suerte existe? Quizás. La fe y la entrega tras una meta sí son fuerzas autén­ticas, sinónimo de triunfo. Muchos atletas domini­canos e internacionales rea­lizaban trabajos extraños ante de ser conocidos por sus logros deportivos: Tho­mas Hearns, quien logró cinco campeonatos dentro del ring fue policía hasta su primera coronación; Mar­vin “El Maravilloso” Hagler acompañó su trabajo boxís­tico con el de carpintero pa­ra poder sobrevivir.

Veamos rememoremos algunas figuras de la éli­te deportiva y su forma de ganarse la vida antes de llegar a la fortuna. Otros fueron lustrabotas, pes­cador, lavador de autos, y motoconchista.

USAIN BOLT: El hom­bre más rápido del plane­ta, dueño de las plusmar­cas de 100 y 200 metros, pasó

su juventud en una tien­da propiedad de sus padres Wellesley y Jeannifer, pero el larguirucho muchacho se pasaba el día jugando al fútbol y al cricket. Más tar­de se interesa por la pista en la escuela Waldensia, don­de participaba ¡anual! en carreras.

El hoy retirado rey de la velocidad, tiene una cam­paña en contra del CO­VID-19, ilustrando el dis­tanciamiento social a que obliga la pandemia con una foto de su llegada a la meta en la final olímpica de 100 metros lisos de Bei­jing 2008, logrando una amplia ventaja sobre sus rivales.

THOMAS HEARNS: Apenas una semana des­pués de haber fulminado en dos rounds al campeón pe­so welter Pipino Cuevas en agosto de 1980 para ganar su primera corona mundial de las seis que obtuvo en su carrera, “Hit-man” aún era un policía común en las ca­lles de Detroit. Él tuvo que correr y derribar de un de­rechazo a un delincuente que acababa de atracar una joyería. Como premio, le dieron el día siguiente libre.

MARVELOUS HA­GLER: El cabeza rasurada que impuso terror en la divi­sión de los medianos en los años ochenta, también duró muchos años ejerciendo de forma paralela su primera carrera, albañil, trabajando de obrero en construcciones en Newark, New Jersey, su ciudad natal, previo a con­vertirse en millonario con sus enfrentamientos ante Roberto –Mano de Piedra- Durán, Hearns y Sugar Ray Leonard.

GABRIEL MERCEDES: Excelso atleta de combate que conquistó para la Re­publica Dominicana me­dalla de plata en Beijing de 2008 en las competencias de taekwondo, era un ¡lim­piabotas! en su añorada Monteplata, donde por ca­sualidad escuchó los gestos de los competidores al pa­sar frente al local e hizo un acuerdo con el profesor Wi­lliam Camanche para lim­piar la escuela para librar­se de pagar cinco pesos a la semana. Gaby, quien obtu­vo medallas en todo el ciclo olímpico, era el “pitcher” (cobrador) de una guagua de transporte que viajaba a Santo Domingo desde su pueblo, todavía siendo un medallista en algunos even­tos oficiales.

SAMMY SOSA: Has­ta su presencia en el béis­bol organizado, en los cir­cuitos menores, el rey de los jonrones de los latinos, Samuel Sosa, era un reco­nocido joven de los que se ganaban la vida lavando y brillando automóviles en el parque de San Pedro de Ma­corís, incluyendo entre sus clientes a algunos peloteros a quienes superó en todo el sentido de la palabra.

EL PESCADOR BAS­SA: El colombiano Fidel Bassa era un peleador cual­quiera de boxeo, el cual te­nía que colocarse a la ca­beza una olla repleta de arepas para ayudar con la manutención y las deudas de su familia. Ya campeón del mundo al sorprender al gran Hilario Zapata, era reconocido en las calles de Bogotá y … como el “Pes­cador” luego de cambiar las arepas por los pescados y mejorar su estatus, según iba realizando defensas exi­tosas de la corona.

TIPS

Atleta de excepción

El Rayo.

Como era apodado el laureado deportia ja­maicano, considera­do el mejor de todos los tiempos de esa na­ción, reveló qué extra­ña de su vida atlética. “La competencia, sí, definitivamente extra­ño la competencia. Pe­ro no extraño los entre­namientos.

Descartado.

Aunque en más de una ocasión le han seña­lado que tiene reales condiciones para pro­longar sus días en la pista, el espigado de­portista desestima de plano esa posibilidad porque no cree que tenga la paciencia que se requiere para ello.

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