CON LOS CAMPEONES
Un artículo sobre Cuqui Córdova
La fama de Cuqui Córdova como historiador traspasó las fronteras del país y fueron muchos los periodistas de Estados Unidos y Latinoamérica que se nutrieron del extenso archivo que creó a través de más de 70 años de recopilar, clasificar y guardar datos sobre el deporte en sentido general y del béisbol, en particular. De ahí que la noticia de su fallecimiento haya sido reseñada tanto dentro como fuera del Muestra de ello es el artículo que publicó el periodista Jonathan Blitzer, en la revista The New Yorker, el pasado 12 de marzo. A partir de hoy y en dos entregas, voy a reseñar en esta columna el escrito de Blitzer sobre la trayectoria de Córdova, titulado: “Cuqui Cordova, the Dominican Republic’s Immortal Sports Historian” (Cuqui Córdova, el Historiador Inmortal del Deporte de República Dominicana).
“Emilio N. Cordova, quien murió el sábado en Santo Domingo, a la edad de noventa años, solía llevar tarjetas de presentación con el título de su trabajo impreso debajo de su nombre: ‘Historiador Inmortal del Deporte’. Cuqui, como era conocido por todos sus colegas y amigos, no era historiador por capacitación o por profesión, al menos en ningún sentido convencional. Sin embargo, esa descripción todavía parecía ser la aproximación más cercana de quién era, en estatura y experiencia. Como Rob Ruck, un viejo amigo suyo e historiador de la Universidad de Pittsburgh, una vez me dijo: ‘Dudo que haya alguien en cualquier lugar que sepa más sobre la historia del béisbol en un país que Cuqui Cordova sobre el béisbol en República Dominicana.’ Cuando lo conocí, hace varios años, él era tan parte de la tradición dominicana del béisbol como cronista. Su departamento, en un exclusivo barrio de Santo Domingo, era un museo por derecho propio, con materiales y curiosidades que serían la envidia de cualquier archivero.
Docenas de archivadores repletos de recortes de periódicos, fotografías y tarjetas de puntaje de décadas de antigüedad, en algunos casos ordenados alfabéticamente por los apellidos de los jugadores, en otros por año. Fotografías de estrellas posando con él cubrían las paredes, desde Hank Aaron hasta Dave Winfield. Recuerdo haber visto una pelota firmada por Joe DiMaggio, dirigida a ‘A Cookie’. Como Cordova me dijo una vez: ‘Soy mayor que algunos de los archivos de este país’.