MUJERES DE GRANDES LIGAS
“Tumbándole el pulso”
Tratar de enderezar lo que está torcido es casi una tarea titánica. No es imposible, es realizable, pero requiere un gran esfuerzo por el que va a enderezar como por el o la que está torcido. Amerita decisión, constancia, enfoque y determinación.
A los futuros atletas profesionales hay que empezar a trabajarlos temprano. No un trabajo vago, de golpes al aire, mal hecho, sin fundamento; no. Hay que formarlos, tallarlos, alinearlos pequeños para tumbarle el pulso a todo lo que más adelante puede desgraciarlos y entorpecerlos.
Muchos allegados de los atletas se lamentan cuando ven resultados de desavenencia. Se sienten mal, juzgan al atleta, lo acusan y lo tildan de loco y problemático. Buscan aconsejarlo, adiestrarlo, guiarlo y lo quieren ‘guindar’ cuando ven que no tienen un resultado final. El tema es que mucha de la problemática ya está pasada de fecha, y se tuvo que arreglar cuando todavía el pulso se le podía tumbar.
Tumbarle el pulso a alguien que ya se siente empoderado, grandecito, con bozito y pechito es una tarea de alto consumo emocional y mental. Las malas costumbres, malcriadezas, irrespeto e hinchazón de ego hay que tumbarlo cuando todavía se está a tiempo. La disciplina y la corrección se asimila mejor cuando aún no se tienen los accesos a fama, dinero y labios lisonjeros (tumba polvos y bufones).
Si queremos atletas y peloteros con mejores indicadores de comportamiento hay que tumbarle el pulso cuando están pequeños. No podemos esperar con falsas expectativas tener deportistas modelos si no se hace el trabajo de fundamento. Es una tarea integral que inicia en el hogar, y debe ir de la mano del círculo cercano: escuela, iglesia, comunidad, etc.
Los deportistas de por sí tienen alta ímpetu de adrenalina por lo que enfrentan a nivel de competencia. Por naturaleza son de ‘sangre’, competitivos, guapos e instintivos. Y, para saber frenar, administrar y gerenciar todo ese paquete hay que tumbarle el pulso a todo lo que pueda desgraciarlo o detenerle.
“No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol.”