REPORTAJE

Esta corredora intersexual se sometió a una cirugía para poder competir, pero no le ha ido bien

Annet Negesa recién había terminado su entrenamiento en Kampala, Uganda, en junio del 2012, cuando recibió una llamada de un doctor del órgano de gobierno del atletismo a nivel mundial. El doctor le informó que no iba a poder participar en los Juegos Olímpicos de Londres porque sus niveles de testosterona eran muy altos para la competición.

“Regresé a mi casa y empecé a llorar”, recuerda.

Negesa tenía 20 años en aquel momento y era una de las mejores atletas de su país. Era una corredora prometedora de media distancia que había roto el récord nacional de 800 metros a inicios de ese año en una competición en Hengelo, Países Bajos. Era una tricampeona nacional que había ganado una medalla de oro en los Juegos Panafricanos de 2011. La Federación de Atletismo de Uganda la había nombrado atleta del año.

El órgano regente del atletismo mundial, World Athletics, anteriormente conocido como Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por su sigla en inglés), no descubrió que Negesa utilizara sustancias dopantes. La causa de su descalificación fue que es una atleta intersexual.

Negesa se identifica como mujer y nació con genitales externos femeninos, pero también con genitales masculinos internos que producen los niveles de testosterona de un hombre. De acuerdo con funcionarios deportivos, eso le daba una ventaja injusta sobre la mayoría de las mujeres en algunos eventos.

Lo que diferencia a Negesa de muchos otros atletas intersexuales es que ella intentó alterar su cuerpo con cirugía para poder seguir compitiendo. Negesa afirma que un doctor de World Athletics le recomendó la operación. La federación niega esto.

Durante siete años, Negesa, de 27 años, se rehusó a hablar de lo sucedido. Pero el tiempo no ha logrado mitigar sus motivos de queja.

“Ahora veo mi cuerpo como algo muy muy diferente”, afirma. “No sé cómo hablar de esto”.

Los años posteriores a la operación han sido difíciles. Negesa ha combatido dolores de cabeza persistentes y articulaciones adoloridas. Sus cuidados posoperatorios, dice ella, no incluyeron el tipo de tratamiento hormonal que pudo haber ayudado a su cuerpo a adaptarse al cambio.

“Lo que le pasó a Annet es peligroso y sucedió porque quería competir”, dice Payoshni Mitra, investigadora y activista de temas de género y deportes que ha dado conferencias sobre el asunto de los atletas intersexuales.

Durante la última década, Mitra ha apoyado a numerosos atletas intersexuales, incluyendo a Caster Semenya, la campeona sudafricana de media distancia, y a Dutee Chand, la velocista india. Sin embargo, el caso de Negesa fue uno de los más difíciles de conciliar para Mitra, por su decisión de someterse a cirugía.

Por años, World Athletics ha tenido dificultades para crear reglas que mantengan igualdad de condiciones para la inmensa mayoría de mujeres con genitales exclusivamente femeninos sin vulnerar los derechos humanos de las personas intersexuales, que solo representan alrededor de 1 de cada 2000 nacimientos. Un estudio de este año reveló que las atletas femeninas con niveles masculinos de testosterona están sobrerrepresentadas en las carreras de media distancia de mujeres.

Tras una década de investigaciones, World Athletics descubrió que alrededor de 7 de cada 1000 atletas femeninas de alto nivel son atletas intersexuales con niveles de testosterona dentro del rango masculino. Algunos endocrinólogos han concluido que sigue siendo incierto si los niveles altos de testosterona les dan a los atletas una ventaja competitiva, pero muchos científicos creen que sí.

En mayo, tras varios años de procedimientos judiciales, el Tribunal de Arbitraje Deportivo respaldó las restricciones de testosterona de World Athletics para las atletas femeninas en carreras con distancias entre 400 metros y 1,6 kilómetros. Con una votación 2 a 1, el tribunal dictaminó que las restricciones eran ciertamente discriminatorias, pero también un recurso “necesario, razonable y adecuado” para lograr la meta que persigue World Athletics de preservar la igualdad de condiciones en los eventos de carrera de mujeres. Según World Athletics, la mayoría de las mujeres, incluidas las atletas femeninas de alto nivel, tienen niveles naturales de testosterona de 0,12 a 1,79 nanomoles por litro, mientras que el rango típico masculino después de la pubertad es mucho mayor, de 7,7 a 29,4 nanomoles por litro.

Las atletas intersexuales que desean participar en eventos de carrera de mujeres de media distancia deben tomar medicamentos de supresión hormonal y reducir los niveles de testosterona por debajo de los 5 nanomoles por litro durante seis meses antes de competir, y luego mantener esos niveles reducidos.

Pero Negesa, la mayor de nueve hermanos criados en un pueblo en Jinja, Uganda, al sureste del río Nilo, tuvo una intervención mucho más invasiva tras enterarse en 2012 de que no podía seguir compitiendo.

Negesa afirma que un médico de World Athletics, Stéphane Bermon, le dijo que necesitaba someterse a tratamiento médico y que le presentó la cirugía como su primera opción: una gonadectomía para extraer sus testículos internos.

“Amo demasiado mi deporte, es por eso que decidí someterme a la operación”, dijo Negesa en una entrevista reciente en video desde Alemania, país donde vive.

Luego de la aparición de Negesa en un documental de la cadena alemana de televisión ARD, World Athletics emitió un comunicado en el que negó haber participado o recomendado un tratamiento específico para Negesa.

Negesa afirma que viajó sola a Niza para realizarse exámenes médicos poco después de enterarse de que no podía competir. Negesa recuerda que dos doctores que hablaban en francés le tomaron las medidas de su cuerpo. Ella habla inglés y swahili.

“Fue muy raro”, recuerda. “Sentí vergüenza”.

Negesa regresó a Kampala para someterse al tratamiento y pagó 900 dólares por la intervención.

En la mañana de su cirugía en Kampala, Negesa no tenía mucha información acerca de aquello a lo que estaba a punto de someterse. Los doctores le habían dicho que era una cirugía sencilla y que volvería a competir al cabo de pocas semanas.

“Me desperté en la mañana sintiendo cortes en mi cuerpo”, dice. “Sentí mucho miedo. No estaba enterada de que iban a abrir mi cuerpo”.

Negesa no ha regresado a los deportes y ha padecido depresión y dolores articulares desde la operación.

Los expedientes médicos de Negesa del Women’s Hospital International & Fertility Centre en Kampala fueron revisados por The New York Times y confirman que World Athletics, en aquel momento conocido como IAAF, recomendó un examen médico minucioso debido a los altos niveles de testosterona en su cuerpo. El informe señala que luego de sus exámenes en Niza, Negesa se sometió a una gonadectomía en Kampala. El documento afirma que su cirujano en Kampala, Edward Tamale Sali, no inició su terapia hormonal porque estaba esperando discutir un poco más el caso con Bermon.

Tamale Sali se rehusó a hacer comentarios.

Tras la aparición de Negesa en el documental alemán en septiembre, 25 atletas franceses le escribieron a World Athletics, al Comité Olímpico Internacional y a los ministerios de salud y deportes, para exigir una investigación.

Las ministras de deportes y salud de Francia abrieron una investigación conjunta en octubre.

En su comunicado, World Athletics afirma que no ha aconsejado a atletas a someterse a tratamientos preferentes y que tampoco lo hicieron en este caso. La federación mundial “nunca ha forzado a ningún atleta afectado por las regulaciones a someterse a cirugía ni financiado ninguno de sus tratamientos”.