“EN EL INTENTO”

El béisbol igual que la vida de muchas vueltas. Estamos sujetos a cambios, reemplazos y presiones que nos llevan a renegociar hacia dónde vamos. En el intento por dar lo mejor de nuestro rendimiento hacemos muchos rejuegos y si no somos cuidadosos podemos morir en el intento.

En el intento de tener una mejor actuación el atleta puede comprometer su integridad y reputación. En el intento de querer salir de la pobreza el atleta puede enliarse en trueques que luego no sabrá como deshacerse. En el intento por complacer y ayudar a otros el deportista puede terminar arropado por la constante necesidad de terceros y demás. En el intento por echar adelante y avanzar, puede quedarse por estar llevando cargas de las que no sabe desvincularse.

Son más los atletas que se han quedado estancados que los que han llegado en el intento de colocarse como parte del sistema grande. En el intento de llegar y mantenerse, muchos han sucumbido ante la exigencia de tener que abstenerse de cosas que quisieran hacer y tener. En el intento de ser el próximo ‘grande de’ muchos han descuidado lo más preciado, y aunque se han colado por su talento y habilidad deportiva se han quedado muertos en otras áreas de sus vidas. En el intento por alcanzar lo grande muchos han perdido lo que no tiene retorno a nivel metálico. En el intento por probar lo que se siente fantasear y curiosear muchos han perdido su libertad. En el intento por privar saber mucho, muchos terminan sabiendo nada producto a su propia ignorancia.

A nadie le gusta hablar de sus desaciertos y deslices, sobre todo a nuestros atletas que son considerados íconos y puntos de referencia. Sin embargo, en lo secreto, en lo íntimo, en lo callado, muchos rumean una y otra vez esos recuerdos y decisiones que los llevaron a perder tanto en el intento de lograrlo. Lo bueno es, que mientras se tenga vida, humildad y la decisión de subsanar, Dios Padre puede hacer de algo feo, algo bello.

“...lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;” 1 Corintios 1:27