¿Importados o extranjeros?

El pasado lunes Raúl Valdés desde el montículo fue el principal responsable de la victoria de su equipo, Toros del Este, frente a los Leones del Escogido. Logró una quinta Salida de Calidad consecutiva y por segunda vez completó siete episodios en un juego del torneo. Dada la forma como se utilizan los lanzadores en la actualidad ambas sumas son excepcionales, más aún cuando está a punto de cumplir 42 años de edad.

Por una determinada reglamentación Valdés participa en los certámenes locales como nativo, pero la realidad es que nació en Cuba y en esa nación se desarrolló como atleta. Algo que también se aplica, entre otros, a Kendry Morales y Brayan Peña que también generaron hazañas de impacto local.

Para hacer las comparaciones que tanto aprecian los seguidores del béisbol y ser justos, se debe enmarcar a esos jugadores en un renglón que se puede estipular como “jugadores nacidos en el extranjero”; esquivando el término importado. Esto, porque por ejemplo en los años sesenta y setenta del siglo pasado, un jugador como Tito Fuentes contribuyó en calidad y cantidad al brillo de la liga, pero al no existir entonces la reglamentación referida y había asimismo nacido en Cuba, es considerado importado a pesar que se nacionalizó dominicano y contrajo matrimonio con una dama nacida en el país. Fuentes jugó en diez campañas criollas y aún mantiene los lideratos en hits conectados y bases alcanzadas entre los foráneos que han participado en el béisbol invernal a partir de 1955-56. Algo similar se puede aplicar a un Omar Moreno, jardinero central de excepcionales habilidades al que es difícil disputarle el título de mejor de su posición en la historia del circuito, en calidad ya sea de refuerzo, importado o extranjero.

Enmarcando las estadísticas históricas alcanzadas por los lanzadores en el renglón de los extranjeros Valdés brilla encabezando varios departamentos, que si se coloca entre los nativos degradarían su posición. La historia del béisbol dominicano tiene muchos ángulos a tomar en cuenta al hacer valoraciones, tanto colectivas como individuales. Desde etapas, extensión de calendarios como formas de conveniencias de participación de los jugadores, tanto para ellos como para los equipos.