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Strasburg cumple su misión

Luego de su histórico triunfo en la Serie Mundial de 2019, los Nacionales de Washington quedaron con tres dignos candidatos para el Premio de Jugador Más Valioso: Anthony Rendon, el dominicano Juan Soto y Stephen Strasburg, quien finalmente se quedó con los honores.

El lanzador derecho vio premiadas sus dos victorias en el clásico, y se puede decir que ha cumplido con gran parte de las expectativas surgidas a raíz de su meteórica carrera en la universidad de San Diego State y posterior escogencia como jugador número uno en todo el sorteo de novatos de 2009.

Considerado por evaluadores como uno de los mejores, quizás el mejor, prospecto de pitcheo de todos los tiempos, Strasburg fue una sensación desde que pisó los diamantes de ligas menores, dominando en apenas 11 salidas entre AA y AAA.

Su debut en Grandes Ligas el 8 de junio de 2010 fue todo un evento, y el joven no defraudó. En siete entradas, ponchó 14 bateadores de los Piratas de Pittsburgh para obtener su primera victoria en las mayores. Con una bola rápida que promediaba 97 mph y dos pitcheos secundarios superbos (curva y cambio de velocidad), Strasburg lucía intocable y sólo una de sus presentaciones de ese primer año dejó que desear. Ponchó 92 bateadores en 68 entradas, con PCL de 2.91.

Pero el primer gran contratiempo de su carrera llegó en agosto de 2010, cuando el lanzador derecho se lastimó el codo y tuvo que ser sometido a una cirugía Tommy John. Allí inició el historial de lesiones que ha caracterizado su historial como pitcher de GL.

En 2012, los Nacionales detuvieron a Strasburg en plena recta final para protegerlo de otra lesión, a pesar de que lo necesitaban para los playoffs. El joven había sido reclutado para liderar la rotación en momentos como ese, y sin embargo el gerente Mike Rizzo optó por la opción conservadora. Las críticas llovieron.

Siete años después, y luego de firmar un contrato multianual, el ya veterano finalmente tuvo la oportunidad de proveer los resultados que de él se esperaban. Con cinco victorias sin derrotas en los playoffs recién concluidos (incluyendo dos en la Serie Mundial), demostró que además de dominante es un lanzador confiable en los momentos en que hombres se separan de muchachos. Su PCL de 1.46 en juegos de post-temporada así lo demuestra.

El hombre será recordado por siempre como uno de los artífices de la primera corona de los Nacionales, tan emocionante como inesperada.

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