BRASIL
Futbolista condenado por homicidio vuelve a la cancha
Un portero brasileño, condenado a más de 20 años de prisión por homicidio pero recientemente beneficiado con un régimen de arresto domiciliario, volvió a ponerse los guantes el sábado para disputar un partido con un humilde club del estado de Minas Gerais, en el sudeste de Brasil.
Bruno Fernandes de Souza, conocido simplemente como Bruno y quien llegó a defender el arco del poderoso Flamengo, fue encarcelado en 2010 y luego condenado por asesinar a la madre de su hijo. En julio, luego de nueve años tras las rejas, la justicia brasileña le otorgó la posibilidad de purgar la condena en un régimen domiciliario.
El arquero de 34 años regresó el sábado al campo de juego en un amistoso preparatorio con el club Poços de Caldas, apodado el "Volcán", que el año próximo jugará en la tercera división del campeonato estatal de Minas. Fue el primer partido que Bruno disputó desde que cumple arresto en su casa.
A finales de agosto, el club había oficializado la contratación del arquero, quien militó también en el Atlético Mineiro. Sin embargo, aguardaba la autorización para que pudiese jugar.
Una sentencia dictada por la justicia esta semana le permitió excepcionalmente a Bruno salir de su casa entre las 6 de la mañana y las nueve de la noche, y viajar más de 100 kilómetros desde Varginha, ciudad donde vive, hasta Poços de Caldas para jugar. En principio, el portero necesitará de una autorización judicial para cada partido.
"Es una oportunidad única volver al fútbol después de mucho tiempo parado. La motivación supera cualquier obstáculo", dijo el guardameta el sábado, en una conferencia de prensa en la que fue presentado con medios locales.
Según reportó la prensa local, el club, asesorado por abogados, prohibió a los periodistas cualquier pregunta ajena al fútbol.
"Me siento halagado de estar volviendo al deporte. Es lo que sé hacer, el don que Dios me dio. Estoy con una motivación total y con ganas de crecer nuevamente", agregó el futbolista.
Bruno fue encarcelado en 2010 por haber ordenado el asesinato de Eliza Samúdio, la madre de su hijo. La fiscalía señaló que la mujer le había exigido al deportista el pago por la manutención del menor.
Los investigadores explicaron que no pudieron hallar el cuerpo de Samúdio, debido a que fue desmembrado y dado como alimento a unos perros. El futbolista nunca habló sobre el caso con los medios luego de su salida de prisión en la ciudad de Varginha, a cerca de 300 kilómetros de Río de Janeiro.
El portero había sido liberado por un tecnicismo en febrero de 2017 y jugó algunos partidos para el club Varginha, de la misma localidad que el presidio donde cumplía su pena. Sin embargo, el máximo tribunal brasileño le ordenó regresar a prisión semanas después.
El portero deberá cumplir lo que resta de su pena en un régimen semiabierto, que le permitirá volver a la cancha siempre que cumpla con los horarios estipulados por la justicia para estar en su casa.
La contratación de Bruno generó polémica en las redes sociales. El sitio del club recibió comentarios disímiles sobre la inserción de un reo condenado por homicidio en el fútbol profesional.