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ESCÁNDALO

El dopaje socave auge del ciclismo en Colombia

Tras una penosa ascensión en los Andes en torno a la capital colombiana, Armando Cardenas se apoya en su bicicleta para recuperar el aliento.

En una década como ciclista profesional, Cardenas nunca alcanzó los éxitos internacionales de las mayores estrellas del ciclismo colombiano. Aunque con siete títulos nacionales y una medalla de los Juegos Panamericanos, el deportista de 37 años pudo cumplir su sueño de llegar al ciclismo profesional.

Como muchos de sus compañeros colombianos, también tomó la decisión de doparse.

“Quería saber qué era lo que significaba correr dopado”, dijo Cardenas, que ahora entrena a un grupo de talentos locales, “y pues obvio que la diferencia es muy grande”.

En las semanas desde que Egan Bernal se convirtió en el primer colombiano en ganar el Tour de Francia, el país ha disfrutado con la atención recibida, centrada en su reputación de producir especialistas en ascensiones, criados en el tenue aire de montaña y con la motivación extrema que enseña la pobreza.

Pero esa imagen sana, un bienvenido antídoto para un deporte empañado a nivel internacional por el escándalo, corre el peligro de verse socavada por un latente problema de dopaje que el país ha tardado en afrontar.

Álvaro Duarte dio positivo el pasado agosto en un fármaco de mejora del rendimiento tras ganar el premio al mejor escalador en la Vuelta de Colombia. Eso eleva a 42 la cifra de ciclistas colombianos sancionados o suspendidos de forma provisional por dopaje.

Solo Costa Rica tiene más ciclistas que Colombia suspendidos por el organismo que rige el ciclismo mundial. La suspensión agravó las dudas aparecidas en 2017, después de que la Agencia Mundial Antidopaje revocara la licencia a un laboratorio gestionado por el gobierno y que se encargaba de todas las pruebas antidopaje en Colombia, y de que el primer equipo internacional del país, Manzana Postobón, que presumía de juego limpio, fuera sancionado este año.

Parte del problema es la facilidad con la que los ciclistas colombianos pueden conseguir una ayuda artificial: en su farmacia local. La venta y el comercio de fármacos de mejora del rendimiento es legal en Colombia, de modo que sustancias como el EPO pueden comprarse sin problema.