Draft de 2016 salvando la campaña de los Indios

Los Indios de Cleveland tuvieron una difícil temporada muerta, por el talento de primera línea que perdieron. Luego de ganar la División Central de la Liga Americana en 2018, se vieron precisados a negociar a Edwin Encarnación, Yonder Alonso y Yan Gomes, a la vez que permitieron la salida de los agentes libres Michael Brantley, Cody Allen y Andrew Miller.

Todos estos jugadores fueron claves en el éxito del año pasado, y no regresaron por la necesidad del equipo de controlar su nómina.

Así las cosas, la tribu de Terry Francona inició la temporada con un roster de esos que llaman “top heavy”, por ser altamente dependiente de un reducido grupo de estelares como Francisco Lindor, José Ramírez, Carlos Santana, Corey Kluber, Trevor Bauer, Carlos Carrasco y Mike Clevinger.

Cuando Clevinger y Kluber cayeron lastimados y más tarde Carrasco enfermó, parecía difícil que los Indios lograran mantener un puesto de clasificación. Sin embargo, encabezan la lucha por los comodines de la LA.

Parte de la respuesta radica en la renovación de la rotación de abridores. Para explicar cómo el equipo de Cleveland ha logrado hacer ese cambio a la carrera, tenemos que remontarnos al sorteo de novatos de junio de 2016.

Con su selección de tercera ronda, se escogió a un abridor derecho llamado Aaron Civale de la Universidad de Northeastern. En la ronda siguiente, optaron por el también iniciador derecho Shane Bieber, de la Universidad de California. En la vuelta 12 tomaron al derecho Zack Plesac de Ball University.

Estas escogencias seguían un plan de captar lanzadores con experiencia en el béisbol División I de la NCAA, suficientemente avanzados para llegar a las mayores en un corto tiempo.

Bieber resultó ser el más precoz de los tres, ganando 11 partidos como novato en 2018 e iniciando la actual temporada como parte de la rotación del equipo. Cuando llegaron las lesiones este año, Plesac y más luego Civale le siguieron.

Entre los tres, tienen marca de 20-13, 3.14, cubriendo cerca de 300 entradas durante las ausencias de Kluber, Clevinger y Carrasco. El desarrollo de los jóvenes también facilitó la negociación de Bauer, en la que fueron adquiridos Franmil Reyes y Yasiel Puig para fortalecer la ofensiva.