Tribuna abierta

La decisión de Al Horford

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FRANCISCO MARTÍNEZExmiembro Selección Nacional de Baloncesto

Nos ahorraríamos mucho dolor si aceptáramos que no somos perfectos y que nuestros semejantes tampoco.

Con las citadas líneas, que dan inicio al presente artículo, quiero significar que hagamos la siguiente precisión: Es conveniente destacar que hacemos juicios de valor, a veces extremistas, donde solo alcanzamos a ver lo negativo.

De ahí que tengamos que determinar que el buen juicio ha entrado desde hace tiempo en franca decadencia en esta sociedad dominicana la cual está normada de “maldades y bondades”.

Durante largo tiempo se observan controversias públicas “sin cuartel”. Opiniones encontradas, las cuales están matizadas por el exabrupto que en nada han favorecen a diferentes personajes.

A continuación anoto un párrafo que escribí hace unos de 15 años. Aquí el breve texto: “Es cierto que somos dados a la polémica y usualmente traspasamos los límites del debate. Igualmente incursionamos en el plano personal en el sentido de que nos hace parecer a veces una nación de energúmenos que impone las discrepancias cotidianas y la ofensa aflora con frecuencia a la superficie sin ningún tipo de miramientos”.

Es que somos víctimas de nuestra propia ignorancia. Pero, además, que somos un pueblo que lamentablemente señala un camino y, por consiguiente, un pueblo que ha ido perdiendo la fe y la esperanza. ¡Y un pueblo sin fe ni esperanza nunca verá concretados susgran des anhelos!

Nuestro pasado es múltiple, lleno de penas y traumas, Adolecemos de problemas que, aunque parecen enterrados, permanecen vivos y latentes como las llagas enfermizas marcadas por el egoísmo y la hipocresía.

Al Horford, idolatrado por su pueblo Ahora “aterrizo”: Sobre la figura del estelar jugador dominicano Al Horford, quien triunfa en el exigente baloncesto profesional de la NBA (de Estados Unidos), se han escrito -y expuesto en programas de radio y televisión- criterios perversos en torno de su no participación esta vez con la Selección Dominicana de basquetbol la cual dignamente representó en varias ocasiones.

Pero una sana exhortación a Horford: Puedes estar tranquilo porque la gran mayoría de este pueblo deportista sabrá agradecerte los grandes momentos que nos brindaste con la enseña tricolor (nuestra linda bandera) en defensa de la patria.

Además, tus acciones caritativas demuestran el amor que sientes por esta tu tierra santa y amada, la de nuestro patricio Juan Pablo Duarte.

¿Qué significa esa singular acción tuya: Que te catapulta a ser un gran referente...a ser un ente que debe ser seguido por la juventud, no solo en República Dominicana, sino en todo el mundo.

Horford no debe hacer caso a voces agoreras que hoy te reclaman, pero que nunca estuvieron contigo cuando podrías necesitarlo.

Porque, y esta opinión es hay que sopesarla, esas son personas que no resisten el triunfo de un dominicano ejemplar.

Porque tú, que con tu alto esfuerzo, sacrificio y tesón, ha sabido imponer tu talento en la mejor liga de Baloncesto del mundo (NBA).

Debes estar bien claro, mi querido singular atleta, que esas mismas personas, que injustamente se atreven llamarte anti-patriota -”apátrida”-, que “y no amas tu bandera”, son fieles seguidores de políticos inescrupulosos que no pueden justificar sus grandes riquezas. Entonces ahí, en esa falsedad, entra lo que podemos llamar la doble moral.

Horford, te pido que recuerdes que a Sócrates, aquel sensacional hombre humano y lleno de sabiduría, se le dio cicuta; que Graco, gran ser humano de la antigua Roma, fue muerto a palos y pedradas, mientras que a Jesucristo -el más puro de todos los hombres- lo crucificaron.

A tí, como un ser humano de estos tiempos, la gente mala podrá endilgarte todos los negativos calificativos que se le antoje, pero debes estar tranquilo y seguro de que el pueblo sano, que valora en su justa dimensión tu capacidad y las buenas acciones fuera de la cancha -que te caracterizan- te adora, te idolatra y siempre, en cualquier circunstancia, estará a tu lado.

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