PANAMERICANOS
Con su madre presente, una atleta peruana se reinvidica en casa
Al imponerse en la final en el maratón femenino de los Juegos Panamericanos, la peruana Gladys Tejeda lloró de alegría, volteó un episodio triste de su carrera como atleta y se hizo acompañar en el festejo con su anciana madre Marcelina.
“Es mi razón de ser, mi amuleto”, dijo con lágrimas de felicidad sobre su mamá después de colgarse el oro sobre su pecho.
Tejeda esperó con ansias cuatro años este momento, los Panamericanos en su casa, después de ser despojada de la presea dorada por un caso de dopaje en Toronto 2015, un hecho que golpeó profundamente a ella y a su familia.
Una multitud, con pancartas que mostraban corazones rojos, alentó con el “vamos” a la corredora local y estalló en aplausos cuando Tejeda cruzó la línea final de la carrera de 42 kilómetros, con tiempo de 2 horas, 4 minutos y 9 segundos, una nueva marca panamericana, superando la de 2:35.40 establecida hace cuatro años por la brasileña Adriana Da Silva, quien terminó quedándose con el oro tras el pasaje bochornoso que vivió la fondista peruana.
“Por una negligencia se perdió esa medalla, pero ahora la logramos en casa”, destacó Tejeda, escoltada por la estadounidense Bethany Sachtleben y la colombiana Angie Orjuela, que se llevan la plata y el bronce. “Fue una revancha porque en aquella ocasión fue injusto: estaba muy preparada y se perdió la medalla por una negligencia”.
Tejeda ha dicho que tomó un diurético para tratarse un problema renal que le hinchaba las piernas, pero que según los organizadores de los juegos se trataba de una sustancia ilícita en el deporte.
El episodio la sumió en una tristeza larga, pero decidió seguir adelante, con el respaldo de su madre Marcelina y su hermano Jorge.
De hablar bajo y principalmente en su lengua quechua, la orgullosa madre dijo que su hija luchó y se entrenó mucho para superar ese escándalo.
“Hoy es un día feliz”, manifestó.
Marcelina es candorosa con su hija maratonista, la anima y acompaña en las competencias, incluso, en los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde Gladys se quedó lejos del podio (15ta) pero fue la mejor latinoamericana en esa prueba.
Hace algunos años, una empresa estadounidense presentó un documental inspirado en la vida de Tejeda y para rendir homenaje a su madre.
El triunfo de Tejeda y el de su compatriota Christhian Pacheco posteriormente dieron al anfitrión sus dos primeros oro en las justas, inauguradas en la víspera y que viven el sábado su primera jornada de medallas en el atletismo y otras seis disciplinas.
La corredora de casa se colocó en el grupo de vanguardia desde el disparo inicial y se mantuvo en ese pelotón, hasta que se desprendió y tomó una amplia ventaja cuando transcurrían una hora y media de carrera en una mañana nublada y con 14 grados centígrados.
Una hora después de que inició la prueba de mujeres, se dio la partida en el maratón de hombres, en que los fondistas de Perú, México, Cuba y Brasil son favoritos para repartirse las medallas.
Perú puso todas sus esperanzas en Tejeda, luego que su carta principal Inés Melchor no pudo competir por una lesión en la espalda.
Tejeda tomó la posta con gusto, pues quería la redención. El sábado, dio riendas sueltas a un festejo doble. Y su madre estuvo allí.