MUJERES DE GRANDES LIGAS

“Buscando sonido”

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Carolina Cruz de MartínezSanto Domingo

Todo los seres humanos tenemos una necesidad interna y real de aceptación, aprobación y valoración. Lo expresemos o no, buscamos ser tomados en cuenta, escuchados y respetados por nuestros familiares y/o círculo cercano. El Dador de la vida colocó ese espacio alli, para que sintamos regocijo y plenitud cuando el mismo sea satisfecho con aquello para lo cual fue creado.

Cuando crecemos con carencias y deficiencias en esa área podemos caer en un limbo emocional donde de alguna forma buscaremos ser notados y tomados en cuenta. Si ese espacio no se llenó estando chiquitos, es cuestión de tiempo para que busquemos llenarlo estando grandes.

El atleta profesional muchas veces manifiesta este comportamiento consciente o inconscientemente, donde anda buscando ser notado. Muchos no identifican o comprenden de donde viene la necesidad de “buscar sonido” pero la misma tiene su raíz en que mientras crecían no fueron afirmados u oídos.

Cuando la fama y la atención llegan y el enfoque se vierte sobre ellos mismos es ahí donde la dislocación puede iniciar. Buscan ser oídos a través de los bienes adquiridos, el fronteo de lo que tengo, el complacer, agradar o mantener el entorno completo, y lo hacen buscando el sonido que no recibieron cuando pequeños. Buscan las palabras de aprobación, aceptación, gratitud, valoración que no recibieron de padres y madres, hermanos o tíos, la cual están ávidos de recibir de aquellos que bendicen con ‘alguito.’ Buscan el valor que tienen por el simple hecho de ser seres humanos a través de provisión para terceros que al final no necesariamente agradecerán su generosidad.

El sonido de aprobación intrínseco que buscan algunos atletas puede tornarse en un ciclo riesgoso y vicioso para sus finanzas y corazón. Es un ciclo que ha llevado a muchos a una debacle emocional de amargura e insatisfacción porque buscaron sonido donde quizás sólo hubo ruido.

Esa necesidad afectiva y de afirmación será llenada cuando los espacios fundamentales y sean completados en el seno familiar; sea en padres o madres, o hijos y cónyuge. Es esencial que esos espacios sean llenos para que nadie se aproveche de nuestra necesidad.

“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.” 1 Corintios 13:11

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