SALÓN DE LA FAMA
Mariano Rivera, de Puerto Caimito a Cooperstown con destreza
Oriundo de Puerto Caimito, un humilde pueblo de pescadores en Panamá, Mariano Rivera luchó sin cesar hasta ocupar un lugar histórico en las Grandes Ligas: ser el primer jugador en ingresar al Salón de la Fama de forma unánime.
Ni el carismático Ken Griffey Jr. tuvo el privilegio de entrar al 'Panteón de los inmortales' con el 100% de los votos.
El ingreso de Rivera fue oficializado este domingo en Cooperstown junto al desaparecido lanzador Roy Halladay (85,4%), el pitcher Mike Mussina (76,7%) y el boricua Edgar Martínez (85,4%), quien pasó la mayor parte de su carrera como bateador designado.
Los cuatro serán inducidos al Salón de la Fama junto al bateador designado Harold Baines y a otro cerrador, Lee Smith, seleccionados por un comité especial en diciembre.
"Estos días han sido muy hermosos, bonitos", dijo Rivera, de 49 años y excerrador de los Yankees. "Han sido emocionantes. Ha sido algo (que) llevo en mi memoria. El trato de la gente, los fanáticos por todos lados. Es algo lindo".
"Mo", como también se le conoce en el universo beisbolero, será el segundo pelotero panameño en ingresar al Salón de la Fama después de Rod Carew, que lo hizo en 1991.
"Seguirle los pasos a alguien como Rod Carew es algo especial, viniendo de nuestro Panamá", dijo Rivera. "Panamá debe estar orgulloso de tener dos peloteros en el Salón de la Fama".
En 19 años de carrera, Rivera salió de la pobreza, transformó con sus mañas el papel de relevista en las Grandes Ligas y se convirtió en leyenda de los Yankees de Nueva York.
- Leyenda de los Yankees -
Con su dominante recta cortada, su especialidad a la hora de lanzar, Rivera dejó un récord histórico de 652 salvamentos en 19 temporadas con los Yankees, además de 42 rescates en playoffs.
Su dominio fue esencial para los Mulos del Bronx, con los que ganó cinco Series Mundiales.
Se inició en el béisbol como torpedero, pero fue cuando se convirtió en lanzador que llamó la atención de los Yankees. Firmó en 1990 con el que acabó siendo su único club y debutó en las Mayores en 1995.
"El éxito es el resultado de todo ese trabajo", destacó Rivera. "Vemos el producto final, pero no vimos el comienzo, el desarrollo. Eso es lo que estamos enfatizando, que no fue fácil. Hubo que llorar también para llegar hasta donde hemos llegado".
Rivera se introducía en un escuadrón de astros que marcaron época en la histórica franquicia de Nueva York, como el campocorto Derek Jeter, el lanzador Andy Pettitte y el catcher boricua Jorge Posada.
"Mariano es un pitcher singular, que solo se ve una vez, y el mejor cerrador de todos los tiempos", señaló su amigo Posada, quien le recibiera muchos lanzamientos detrás del plato.
En tanto, Jeter destacó que "es un 'Hall of Famer' como compañero y como persona".
Rivera fue seleccionado 13 veces al Juego de las Estrellas y fue electo Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1999 y de la Serie de Campeonato de la Liga Americana de 2003.
- Compañía de lujo -
Por su parte, Édgar Martínez logró el boleto en su décimo y último intento en las papeletas de la Asociación de Escritores de Béisbol de las Grandes Ligas (BBWAA). El boricua bateó para .312 en 18 campañas con los Marineros de Seattle.
"Emocionado. Llevo un tiempo emocionado", dijo Martínez. "(Esperé) 10 años, y finalmente está llegando el momento. Es un gran día" este domingo.
Martínez acumuló en su carrera 1.219 anotadas, 2.247 hits (514 dobles y 309 jonrones), 1.261 impulsadas y 1.283 bases por bolas en 2.055 partidos. Además, participó en siete Juegos de las Estrellas y ganó cinco Bates de Plata.
Con la elección de Rivera y Martínez, el total de jugadores latinos en el Salón de la Fama asciende a 12.
Los otros diez son los puertorriqueños Roberto Clemente (1973), Orlando Cepeda (1999, vía Comité de Veteranos), Roberto Alomar (2011) y Iván Rodríguez (2016); los dominicanos Juan Marichal (1983), Pedro Martínez (2015) y Vladimir Guerrero (2017); el venezolano Luis Aparicio (1984), el panameño Carew (1991) y el cubano Tany Pérez (2000).