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TRIPLE TEAM

De cómo un jugador varía el destino de un equipo de baloncesto

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Alex Rodríguezblog.listindiario.com

No tiene nada que ver con la calidad del jugador. Ni siquiera con la sapiencia del entrenador.

Es más cuestión de cómo se adapta al grupo, que cosas puede hacer en la cancha y de cómo se complementa con sus compañeros.

Los casos de Robert Glenn, con Mauricio Báez, y Adrís De León, con San Lázaro, son las antípodas en los primeros tres partidos del Todos Contra Todos del torneo de baloncesto superior del Distrito Nacional.

Glenn brilló con los Cariduros de Fajardo en el basket de Puerto Rico y fue contratado por solo tres partidos debido a compromisos con el baloncesto de Moca.

Sin embargo, para ser efectivo en su juego, el habilidoso refuerzo necesita tener mucho el balón en las manos, cosa que también pasa con los hermanos Juan Miguel y Gerardo Suero, así como con los armadores Ronald Ramón y Danilo Núñez. Y es solo una pelota.

También la actitud de los mauricianos no ha sido similar a la del torneo pasado cuando salían a la cancha con mucha hambre de ganar y sed de venganza tras perder la final del 2017 ante el Rafael Barias.

La otra cara de la moneda la representa De León quien ha sido un revulsivo para los lazareños que entraron a la semifinal como la “cenicienta” y con dos victorias seguidas se han colocado en la ruta hacia la final.

El exjugador de “And One” ha inyectado la energía que faltaba a la ofensiva de los orientados por Julio Duquela y con sus movimientos y manejo del balón ha motorizado al combinado que entró con peor récord entre los cuatro clasificados.

Y es que el baloncesto no es solo cuestión de acumular talento, también es tener las piezas que vayan encajando, los jugadores que se complementen para que cada quien cumpla su función en beneficio del equipo.

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