LIGA DE CAMPEONES
La final, en cinco claves tácticas y un añadido mental
El esquema elegido por el argentino Mauricio Pochettino para su Tottenham ante el clásico 4-3-3 del Liverpool del alemán Jurgen Klopp y la presencia de Harry Kane en la ofensiva 'Spur' frente al tridente 'Red' estarán entre las claves tácticas de la final de la Liga de Campeones del sábado en Madrid.
El éxito que obtenga el Liverpool con la presión alta que tiende a hacer sobre la salida del juego de sus rivales, el equipo que sea capaz de imponerse en las bandas, donde ambos cuentan con laterales ofensivos, o el que sea capaz de sacar partido al contragolpe, tendrá mucho ganado en la final 'Champions' del Metropolitano, donde será fundamental el aspecto mental, en un duelo de máxima exigencia.
La pizarra innegociable de Klopp y la variedad táctica de Pochettino:
Dos aproximaciones totalmente diferentes a la táctica, que para el alemán Jürgen Klopp y su Liverpool pasa por un esquema 4-3-3 innegociable, mientras que en el caso del argentino Mauricio Pochettino las disposiciones son variadas en función del rival.
El técnico alemán del Liverpool es fiel a un esquema con cuatro defensores, tres medios, dos extremos y un delantero centro (el trío Mané-Firmino-Salah, con Sturridge como alternativa al '9' brasileño), que solo ha alterado ante rivales menores en la Premier League o cuando las lesiones le han impedido desplegarlo.
Todo lo contrario en el caso de Pochettino, que utiliza un rico acervo táctico, partiendo de un esquema general que suele incluir cuatro defensores, dos centrocampistas, tres medias puntas y un delantero de referencia, pero con posibilidad de jugar con tres centrales y carrileros, o con un 4-4-2 en el que los centrocampistas están dispuestos en rombo.
El ataque: un tridente frente a una incógnita.
Aunque el delantero brasileño Roberto Firmino trabaja entre algodones -en la semifinal ante el Barcelona le sustituyó, con gran éxito y dos goles, el belga Divock Origi, y en otros tramos de la temporada el inglés Daniel Sturridge-, el uso de ese tridente con el senegalés Sadio Mané y el egipcio Mohamed Salah, es una de las claves del conjunto 'red', que suele emplear la movilidad del delantero centro para generar espacios para sus extremos.
Por el lado de los 'Spurs', su ataque era una incógnita pendiente de la recuperación de su estrella, el punta inglés Harry Kane, lesionado en el ligamento de su tobillo izquierdo desde la ida de cuartos de final ante el Manchester City.
Si Kane juega, como así parece, será la referencia, con el coreano Heung-Min Son por la izquierda, acompañado por el inglés Dele Alli y el danés Christian Eriksen. Si el punta inglés no llega a tiempo, se abre el abanico al brasileño Lucas Moura o al español Fernando Llorente, o ambos. Su conjunción fue clave en la remontada ante el Ajax.
La presión alta:
Uno de los aspectos que utiliza el Liverpool para imponerse a los rivales es una presión alta a la salida del balón del contrario que comienza por su tridente ofensivo buscando a los centrales rivales y sigue por sus tres centrocampistas (los ingleses James Milner y Jordan Henderson y el brasileño Fabinho, con la posibilidad del holandés Georginio Wijnaldum y la baja segura del guineano Naby Keita), que acogotan a los jugadores creativos del rival.
Vencer esa primera línea de presión será una de las claves para el Tottenham en la final del Metropolitano. En ello también será clave el mediocentro utilizado por Pochettino, sea el keniano Victor Wanyama o el francés Moussa Sissoko, e incluso ambos si los 'Spurs' optan por protegerse en lo físico, con opciones para el inglés Harry Winks si llega bien recuperado de su lesión.
El juego por las bandas:
La final del Metropolitano será un gran espectáculo para los aficionados que estén cercanos a las líneas de cal de los laterales. Por allí correrán no solo Mané y Salah en busca de las diagonales hacia adentro, sino el jovencísimo lateral inglés del Liverpool Trent Alexander-Arnold, cuyas incorporaciones generan peligro constante, y cuya picardía al sacar un córner procuró el gol definitivo de los 'Reds' al Barcelona. Con menos calidad, pero el mismo ímpetu, por la izquierda está el escocés Andrew Robertson.
No se queda atrás en este aspecto el Tottenham, que no en vano cuenta con los dos laterales titulares de la selección inglesa, Kieran Trippier por la derecha y Danny Rose por la izquierda, dos jugadores contrastados en su posición, de los cuales el lateral derecho es además un especialista en el lanzamiento de faltas.
En el caso del Tottenham, la proyección de sus laterales dependerá del esquema que utilice Pochettino, con cuatro defensores o tres centrales y dos laterales. En el último duelo entre ambos en la Premier League (victoria del Liverpool 2-1 en Anfield), optó por la segunda opción, las dos anteriores con cuatro defensores, y la temporada pasada le hizo un 4-1 al Liverpool en Wembley utilizando los laterales largos con tres marcadores protegiendo la defensa.
El contragolpe:
En una final entre equipos ingleses, el juego directo está asegurado, y con la velocidad que atesoran ambos conjuntos, el contragolpe podrá ser un arma definitiva para decantar el título.
Se suele decir que gana las finales quien comete menos errores, y ni Klopp ni Pochettino querrán desaprovechar la posibilidad de encontrar en un renuncio a su adversario. En caso de que ocurra, será el momento de los centrales: el holandés Virgil Van Dijk y el camerunés Joel Matip para los 'Reds', y de los belgas Toby Alderweireld y Jan Vertonghen -o el colombiano Davinson Sánchez- por los 'Spurs'.
Y un extra: El aspecto mental.
Si algo tienen en común Jürgen Klopp y Mauricio Pochettino es su capacidad como motivadores de equipos. El alemán ha sabido llevar de nuevo a la final de la máxima competición continental a un conjunto que sufrió una dura derrota en la final anterior en Kiev (Ucrania) ante el Real Madrid, con un 3-1.
Por su parte, el técnico argentino ha sabido liderar a un Tottenham que esta temporada no ha podido fichar al estar inmerso en la finalización e inauguración del nuevo White Hart Lane y que estuvo a punto de perder a varias de sus figuras durante el verano.
El entrenador santafesino supo demostrar que sin refuerzos podía llegar lejos, con un resultado inmejorable: la primera final de Liga de Campeones en la historia del Tottenham.