”Satisfechos”

En el curso de la vida las personas vamos alcanzando metas y conquistando logros que han costado. Lo que realmente vale no es regalado ni dado sino que hay que construirlo y trabajarlo.

Por eso hay que vivir agradecido y conforme con lo que se ha edificado. Estar satisfecho es estar pleno y valorar lo que nos ha tocado.

Es delicado cuando tenemos esa sensación de que “algo nos falta” o “cuando logre esto estaré completo” sino se sabe valorar lo que ya tenemos. Para poder manejar lo que viene hay que estar contento con lo que se tiene.

La insatisfacción es lo que produce que atletas que tienen todo a su favor comiencen a experimentar y curiosear con cosas que luego le van a pesar. Deportistas que tienen proyección de descollar sienten que hay que subirle “dos rayitas” a su capacidad y consumir algo ilegal; otros que tienen un matrimonio estable son tentados a pescar en otras aguas a ver si se le pega algo más; muchos que gozan de admiración y honra sienten que deben hacer algo más para elevar su ya conquistada plataforma e incurren en el engaño del “alguito más”.

Hay que tener cuidado con la insatisfacción pues se confunde mucho con el deseo de superación.

Una cosa es establecer metas a alcanzar dentro de un marco juicioso y legal, y otra cosa es excederse por lograr ese “algo” que pensamos nos dará el sentido real a la vida. Ni lo uno ni lo otro es verdad pues al final lo único que da propósito es estar satisfechos en el entendimiento de que Dios es quien permite que disfrutemos lo que Él nos da.

En la velocidad vertiginosa y mediática de esta vida los deportistas deben siempre detenerse y cuantificar lo que han logrado.

Estar satisfechos es valorar y agradecer lo que se tiene sin sentir amargura por lo que falta por obtener. Quien tal haga será considerado buen candidato para confiarle unas cuantas cosas más, pues ha aprendido a administrar.

“Mejor es lo poco del justo, Que las riquezas de muchos pecadores.” Salmos 37:16. Bendiga lo que tiene y ya...

Hasta la próxima