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Tiger Woods reanuda marcha tras los 18 majors de Nicklaus

Tiger Woods saluda al público luego de ganar el domingo el torneo Masters de Augusta.

El regreso de Tiger Woods no podía estar completo sin que conquistara un major. Ahora que lo ha conseguido, la pregunta es: ¿Cuántos más puede ganar?

Ver al astro en el momento en que se ceñía el saco verde encima de su camiseta roja, tradicional de las últimas rondas, hizo evocar todo aquello a lo que debió sobreponerse para vivir de nueva cuenta ese momento —un nuevo título del Masters. Hace muy poco, era razonable pensar que una coronación así no volvería a ocurrir.

Así lo hacía suponer la cuarta cirugía para reconstruir su rodilla izquierda, así como los asuntos privados que se volvieron públicos y que destrozaron su imagen. También otras cuatro cirugías de espalda, la última originada por la desesperación de un hombre que apenas podía caminar y que no pensaba siquiera en jugar el golf.

Por si fuera poco, había surgido una nueva generación de astros, inspirados por el propio Woods, quienes lucían más jóvenes, fuertes y capaces.

Con todos esos antecedentes, se explica por qué Woods celebró su 15to major como nunca antes.

"Fue abrumador", dijo con una voz ronca de tanto gritar.

A lo largo de 11 años, Woods jugó 28 majors sin ganar uno solo.

Poco después de su postergado festejo, estiró los brazos para que se le colocara la chaqueta verde.

"Me queda bien", dijo en la cabaña Butler, a la que acuden los flamantes campeones para coronarse oficialmente y hablar para la televisión.

Y de inmediato, se le preguntó sobre los 18 majors que Jack Nicklaus consiguió para fijar el estándar anhelado por todos los golfistas que han venido detrás de él.

"No sé si él está preocupado o no", comentó Woods. "Estoy seguro de que está en casa, simplemente relajándose y viendo".

Ahora Nicklaus puede esperar muchas preguntas sobre si el récord está en riesgo. Durante años, era raro que se involucrara en una conversación con alguien sin que le preguntara si Woods podía superar su marca.

"Durante mucho tiempo pensé que él iba a ganar otra vez", dijo Nicklaus el domingo por la noche al Golf Channel. "Los próximos dos majors son en Bethpage, donde él ha ganado, y en Pebble Beach, donde ha ganado. Así que él me tiene temblando, chicos".

No fue que Woods surgiera de la nada para ganar su quinto Masters. El año pasado, había coronado su regreso con el título del Tour Championship al estilo de él mismo, construyendo una ventaja en el complicado y rápido campo de East Lake, donde no dio muchas oportunidades de alcanzarlo.

Llegó a tener una ventaja fugaz en el Abierto Británico y estuvo un golpe detrás del líder en el PGA Championship, en los últimos nueve hoyos.

"La victoria en East Lake elevó mucho mi confianza, porque me había quedado cerca un par de veces el año pasado", recordó Woods. "Todavía tengo que cruzar la meta, y no lo he hecho".

Así que tan sólo hay que imaginar el efecto que tendrá en su confianza el hecho de ganar el Masters, especialmente por la forma en que jugó. Seis golfistas compartieron al menos la punta en algún momento de los últimos nueve hoyos —cuatro de ellos han sido campeones de majors.

Había un empate entre cinco por la cima cuando el grupo final estaba en el fairway del hoyo 15.

El torneo estaba para cualquiera hasta que el italiano Francesco Molinari, quien había enviado un hierro ocho al arroyo Rae en el hoyo 12 para un doble bogey, estrelló un wedge contra un árbol. La pelota se fue al agua en camino al 15, par cinco, lo que derivó en otro doble bogey.

La situación quedó en manos de Woods, quien realizó dos putts para birdie que le significaron la ventaja. Un impacto con el hierro ocho rodó por debajo de la pendiente y dejó la pelota junto al hoyo, en un momento clave de este Masters.

"Bueno, ahora puedo ganar majors", dijo Woods entre risas.

El PGA Championship se realizará dentro de un mes en Bethpage Black, donde Woods lució dominante en su época de mayor gloria para ganar de punta a punta el U.S. Open de 2002. Tuvo una oportunidad de ganar de nuevo ahí en el U.S. Open de 2009, pero su putter se negó a cooperar.

En junio, vendrá una nueva edición del U.S. Open en Pebble Beach. Si el Masters es el más memorable de los 15 majors conseguidos por Woods, Pebble Beach está en la memoria como el escenario de su mejor desempeño. Woods ganó ahí en 2000 por una ventaja récord de 15 golpes, pese a incurrir en un triple bogey durante la tercera ronda.

Diez años después, igualó en el cuarto puesto del U.S. Open en Pebble, a tres impactos del ganador.

Los campos le resultan familiares. También la sensación de ganar majors, después de lo ocurrido el domingo.

Pero no es tan sencillo.

Woods tenía 24 años cuando ganó el U.S. Open en Pebble, y 26 cuando se proclamó campeón en Bethpage Black. Ahora tiene 43.

Y pese a lo dinámico que fue Woods en este Masters, debió trabajar duro y recibir ayuda —de Molinari en el 12 y el 15, de un par de pelotas que rebotaron en los árboles de manera afortunada.

No es tampoco algo tan raro. Todo campeón de un major necesita uno o dos golpes de suerte.

Llegar a los 18 majors es ahora más fácil, sólo porque Woods ha dado un paso. El caddie Joe LaCava dijo que había conversado eso con Woods.

"Estábamos en el 14 y yo dije 'vamos a llegar a 15'. No puedes estar en 14 y pensar en 18", dijo LaCava. "Pero ahora podemos hablar de 16, así que nos estamos acercando".

Nicklaus sólo puede observar y admirar, algo que ha hecho desde hace años. Y una parte de él alienta a Woods.

"Jamás estoy contra alguien", indicó. "Nadie quiere que su récord sea roto, pero de ningún modo quiero que Tiger salga lastimado y no sea capaz de hacerlo. Desde luego, él está ahora bastante saludable y juega bien. Le deseo lo mejor, siempre les deseo lo mejor a los chicos y quiero que jueguen a su mejor nivel".

Eso es lo que Nicklaus vio en Augusta. Y es probablemente lo que todos esperarán de Woods durante el resto del año.

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