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PRESENCIA DOMINICANA

Valor Hispano

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Tony Piña CámporaTwitter:@pinacampora

Jugadores hispanos han estado presentes en las Grandes Ligas desde sus inicios, hace más un siglo. Está registrado que el pionero en participar en ellas fue Esteban Bellán, un cubano que estuvo con el equipo Haymarkers Troy en los años de 1871, 1872 y 1873. Perteneciente a la clase media alta de su país, Bellán se encontraba en Estados Unidos desde 1867 donde había llegado por dos razones, huir de la represión a que en esa época España tenía sometida esa isla y estudiar una carrera. Había aprendido a jugar béisbol en su Cuba natal donde funcionaba desde que Nemesio Guillot lo introdujo en 1866, el cual a su vez lo había asimilado en sus años de estudiante en los Estados Unidos donde había ido, asimismo, a estudiar. Las habilidades de Bellán jugando en la universidad de Forham en Nueva York se hicieron notorias y cuando se inauguró la primera liga profesional, la Asociación Nacional, los Troy lo reclutaron con los que defendió principalmente la tercera base en sus tres años de accionar. Ese circuito ha sido históricamente reconocido como el primero que acogió a los mejores atletas de la época y por consiguiente con categoría de lo que hoy son las Grandes Ligas.

El establecimiento de la barrera racial impidió que desde entonces una gran cantidad de jugadores nacidos en la América que habla español se pudieran destacar en esos niveles, debido a la pigmentación de su piel les estaba vedado competir con sus iguales. Durante ese periodo, que duró hasta que en 1947 la estrategia aplicada por Branch Rickey y protagonizada por Jackie Robinson superó esa absurda intolerancia, el único hispano que alcanzó una actuación realmente impactante en Grandes Ligas fue el lanzador derecho

cubano Adolfo Luque. Sus logros mantienen su nombre en los más importantes encasillados históricos de su estirpe hispana, como es su Promedio de Carreras Limpias de 3.25, el noveno mejor de todos los tiempos, completando 3,220.1 entradas, siendo uno de apenas seis que han pasado de los tres millares entre los que solo cuatro lograron un PCL de menos de 4.00.

Desde esa histórica temporada de 1947 el arribo de latinos a las Ligas Mayores ha sido incontenible al extremo que es imposible sostener la calidad del juego al nivel que está sin la presencia de estos. Varios ejemplos respaldan esta afirmación, pero hay dos muy reveladores. En este siglo un total de once bateadores han rebasado la suma de quinientos cuadrangulares y seis son hispanos: Rafal Palmeiro y Samuel Sosa alcanzaron la cifra en el 2003, Alex Rodríguez en el 2007 y al año siguiente Manny Ramírez; en el 2014 lo logró Albert Pujols y en el 2015 David Ortiz. Durante todo el siglo XX ningún bateador de ese origen había entrado a ese prestigioso círculo.

El otro ejemplo se enmarca en la columna de los tres mil hits. En la misma etapa señalada, este siglo XXI, nueve bateadores consiguieron la cifra de tres millares de incogibles y cuatro fueron hispanos: Rafael Palmeiro en el 2005, Alex Rodríguez en el 2015, en el 2017 Adrián Beltré y el año pasado Albert Pujols. Hasta 1999 apenas dos estaban registrados en el cuadro, Roberto Clemente que se inscribió en 1972 y Rod Carew en 1985.

PERSPECTIVA PARA 2019 La temporada que se avecina augura una solitaria posibilidad para que un hispano inscriba su nombre en uno de estos cuadros históricos. El inicialista Miguel Cabrera iniciará la campaña con 465 cuadrangulares, si se mantiene saludable y recupera la forma con la que brilló entre las campañas del 2004 al 2016 tiene la oportunidad de alcanzar los quinientos jonrones, necesita disparar 35; cantidad que ha superado en cinco anteriores ocasiones. Con ella se convertirá en el séptimo hispano y primer venezolano en llegar a una cifra semejante.

En lo que a hits conectados corresponde, el mismo Cabrera acumula 2,676, le faltan 324 para llegar a los tres mil, cantidad que debe proyectarse pueda arribar en la temporada de 2020. En ese aspecto, entre los activos de esta estirpe, le sigue Robinson Canó que acumula un total de 2,470, cosa que indica que necesitará un mínimo de tres temporadas de juego regular para conseguir los tres millares. Es evidente que la suspensión recibida el año pasado afectó esa aspiración.

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