La Gala Olímpica y el Atleta del Año

El pasado miércoles se celebró la Gala Olímpica, sin duda el evento deportivo de mayor concurrencia que se celebra en el país. Este evento, organizado por el Comité Olímpico Dominicano (COD), sirve de marco para premiar a los atletas más destacados de cada año. A la actividad asisten dirigentes, periodistas y personalidades relacionadas con todos los estamentos deportivos del país, incluyendo el profesional, que, desde hace tiempo, se distingue muy poco del olímpico, si es que existe alguna diferencia entre ambos. Inclusive muchos funcionarios, políticos, empresarios y militares aprovechan este escenario para compartir con los protagonistas del deporte y la prensa.

Mes correcto

En esta oportunidad, la Gala Olímpica se celebró acertadamente en febrero, contrario al pasado año, que se hizo en julio. En otras ocasiones, mayo había sido el mes escogido para el montaje de este ceremonial. El COD debe establecer de manera definitiva que la actividad realice en enero o febrero, pues esperar hasta 7 meses para premiar a los mejores atletas del año anterior, no tiene sentido.

Bien organizado

Fue un acto bien organizado y ágil en su desarrollo, con una puesta en escena vistosa y atractiva, en que se obviaron los discursos largos. Luisín Mejía, presidente del COD y principal orador de la noche, expuso, en una intervención sobria y de corta duración, los logros del deporte dominicano durante el pasado año, destacando principalmente el éxito alcanzado por nuestra delegación en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, las dos medallas logradas en los Juegos de Olímpicos de la Juventud y la celebración de los Juegos Nacionales, rescatados tras un receso de 12 años. Hay aspectos a mejorar, pero en sentido general fue un buen espectáculo.

Un millón de pesos

La gran innovación de la Gala Olímpica de este año fue la dotación de una bolsa de un millón de pesos al premio Atleta del Año, galardón que recayó sorpresivamente en el velerista Deury Corniel, medallista de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud, celebrados en Buenos Aires, Argentina. Digo que sorpresivamente porque la mayoría de las personas que se encontraban en el salón La Fiesta del hotel Jaragua, daba por descontado que la pesista Crismery Santana sería la gran triunfadora. Además de Corniel y Santana, fueron considerados para llevarse la distinción, Audrys Nin Reyes, de gimnasia; Yvonne Losos de Muñiz, de ecuestre. Por cierto, no sé por qué el tenista Víctor Estrella, ganador de 3 medallas de oro en Barranquilla, no fue incluido entre los candidatos.

Actuación de Santana

La actuación de Santana en 2018 fue extraordinaria e incluyó medalla de oro en el torneo Panamericano celebrado en el país, dos medallas de oro en los Juegos de Barranquilla y dos medallas, una plata y una de bronce, en el Campeonato Mundial, que se celebró en Turkmenistán. Por eso, no solo los presentes en la Gala Olímpica, sino la gran mayoría de los periodistas esperaban que la nativa de San Pedro de Macorís se alzara con el premio.

Sospecha

Sin embargo, cuando Luisín Mejía en su intervención resaltó que “desde Atenas 2004 hasta el día de hoy, hemos tenido atletas nuestros en el pódium de los más altos escenarios del mundo”, refiriéndose a las medallas logradas en los Juegos Olímpicos de la Juventud del pasado año, tuve la sospecha de que Corniel sería el Atleta del Año, como finalmente sucedió.

Interrogantes

Desde el mismo momento en que se anunció que la premiación del Atleta del Año conllevaba un incentivo de un millón de pesos comenzó el debate sobre la idoneidad de esta iniciativa. Además, muchos se preguntaron cómo se escogería el ganador del premio y quienes estarían a cargo de la elección.

Procedimiento

De seguro que cualquier polémica se habría evitado si desde el principio se hubiera dado a conocer el método de elección, que según ha trascendido consistió en dar puntos a los atletas por actuación, dependiendo de la categoría y el nivel del evento en que compitió. En ese contexto fue que Corniel logró una mayor puntuación y se alzó con el premio mayor, como consecuencia de una valoración de los diferentes certámenes que nadie conocía y que midió con el mismo rasero las hazañas en la categoría juvenil y la absoluta.