BÉISBOL DE AYER
Fabio Chestaro
Fabio Chestaro, un jugador sobresaliente que no supo aprovechar sus facultades.
Existen atletas que reúnen condiciones muy favorables para el deporte, y por una serie de razones no llegan a ofrecer toda su grandeza y de estos aparecen muchos, con diferentes motivos, pero por lo general, los managers y coaches se dan cuenta.
En La Vega existieron dos hermanos, los CHESTARO, Fabio y José. Del segundo ya hemos escrito, es decir, que ahora nos vamos a referir al primero.
Fabio nació en La Vega, y resultó ser un jugador de pelota brevemente en el mejor béisbol dominicano. A una edad muy joven ingresó a las Fuerzas Armadas, donde hizo carrera militar.
Estando con los uniformados se destacó ampliamente desempeñándose en los jardines y en especial con el madero, era un bateador de contundencia. Sus años de actividad beisbolera fueron del 1939 al 1945. El 10 de noviembre de 1940, los Leones del “Escogido” vencieron 11 por 10 a los Tigres del “Licey” en un juego de exhibición donde la nota más destacada fue un jonrón disparado en el octavo episodio por Fabio Chestaro, del Licey, con los tres hermanos Báez (Grillo A, B y C) en bases.
Fabio, en su corta carrera, jugó de “La Vega”, “Ejército Nacional”, “Escuadrón de Caballería” y el “Licey”, entre otros.
En 1939, en victoria de los Tigres contra el Escogido, en partido celebrado en el Campo Deportivo Municipal, el vegano Chestaro contribuyó al triunfo con tres hits, en la continuación de la serie Siboney-Palatino.
El score terminó 9 a 8 carreras.
También, tenemos en nuestro archivo, otro partido efectuado en 1938, donde el vegano disparó dos dobles y un triple, en victoria liceísta contra los rojos. El encuentro lo decidió Fabio en la novena entrada y la pizarra marcó 10 carreras a 8.
Recordamos en una ocasión de los años 40, hablando con el inmortal Enrique-Mariscal-Lantigua, este nos dijo: “Qué pena saber que Fabio no pueda jugar en la mayoría de los torneos locales, pues el muchacho tiene un bate caliente y sabe cómo jugar el béisbol”. Esas fueron las palabras de uno de los mejores dirigentes dominicanos de todos los tiempos, quien nos hizo ganar la primera Serie Mundial Amateur en Nicaragua (1948).