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A TIRO DE HIT

El béisbol pierde un ícono

Con el fallecimiento de Frank Robinson la pasada semana luego de luchar con un cáncer en los huesos, el mundo del béisbol perdió a una de sus principales estrellas pero también a un pionero que alcanzó puestos dirigenciales y administrativos de relevancia, abriendo puertas para afroamericanos y latinos.

Robinson fue firmado por los Rojos de Cincinnati, quemó las ligas menores por tres temporadas y llegó a Grandes Ligas en 1956, aproximadamente nueve años después de que Jackie Robinson rompiera la barrera racial en el béisbol.

Dotado de enorme talento y legendaria intensidad, dejó un legado comparable con cualquiera de sus contemporáneos incluyendo a los inmensos Willie Mays y Hank Aaron. Sus compañeros lo admiraban, los oponentes lo respetaban. Todos querían tenerlo de su lado.

Robinson creció en California, en un ambiente de diversidad donde no tuvo que enfrentar el racismo ni la intolerancia. Eso llegó una vez se hizo profesional en ciudades como Ogden en el estado de Utah y Columbia en Carolina del Sur. Allí vivió la experiencia de ser rechazado en restaurantes, teatros y demás.

Pudo superar esos obstáculos para llegar a las mayores en 1956. En su primera temporada comenzó a acumular méritos de inmediato. Estuvo en el juego de estrellas, y al final de la temporada tuvo promedios de .290/.379/.558 y empató el récord de la época de cuadrangulares para un novato con 38. Encabezó la Liga Nacional con 122 carreras anotadas y remolcó 83.

Como era de esperarse, fue seleccionado Novato del Año de la Liga Nacional, y logró el galardón a unanimidad.

Aquella fue la primera de nueve productivas estaciones en Cincinnati, siendo “All-Star” en cinco ocasiones. En 1961, bateó .323/.404/.611 con 37 jonrones y 124 carreras remolcadas para llevar a los Rojos a su primer banderín de la Liga Nacional en más de 20 años. Esa actuación le valió obtener su primer premio de JMV.

En su período con el mencionado equipo, bateó .303/.389/.554, promediando 32 jonrones, 101 remolcadas y 104 anotadas por temporada.

Cambiado a destiempo Luego de la temporada de 1965, el entonces propietario de los Rojos Bill DeWitt concluyó que una leve merma que Robinson había experimentado en sus estadísticas de los tres años anteriores era señal de que su declive como jugador estaba al doblar de la esquina. Craso error.

En diciembre del 65, DeWitt envió a su jardinero a los Orioles de Baltimore a cambio de los lanzadores Milt Pappas y Jack Baldschun y el jardinero Dick Simpson. El cambio reportó inmediatos beneficios a los Orioles mientras resultaba un monumental fiasco para el equipo de Cincinnati.

Motivado por la transacción, Robinson se fue para la calle en sus tres primeros partidos con Baltimore camino a una espectacular temporada en la que se llevó la triple corona ofensiva, bateando .316 con 49 jonrones y 122 carreras impulsadas. Agregó un OBP de .410 y Slugging de .637 para obtener el premio de Jugador Más Valioso a unanimidad.

Robinson probó ser la pieza que faltaba en un buen equipo que contaba con figuras como Brooks Robinson, Boog Powell, Luis Aparicio y otros. Los Orioles ganaron fácilmente el banderín del circuito más joven y luego le llevaron la Serie Mundial a los Dodgers de Los Angeles con dominante actuación de su cuerpo monticular y par de cuadrangulares claves de su “MVP”.

En los seis años que jugó para Baltimore, Robinson bateó .300/.401/.543 y fue fundamental en tres banderines de la LA en 1969,70 y 71 y en un segundo equipo campeón en 1970. Luego de que los Piratas de Pittsburgh vencieran a los Orioles en la Serie Mundial de 1971, la gerencia del equipo consideró sus opciones.

Pensando que Robinson ya tenía 36 años y devengaba un salario de US$130,000 (fabuloso para la época), se tomó la decisión de negociarlo para abrirle a un hueco al entonces super prospecto Don Baylor. El veterano pasó a los Dodgers en un cambio que involucró a seis jugadores.

Luego de una estadía de un año, pasó a los entonces Serafines de California antes de la temporada de 1973. Aprovechando los beneficios del recién instituido bateador designado, Robinson pegó 30 cuadrangulares y remolcó 97 vueltas en su última gran temporada.

Primer manager afroamericano Al tener diferencias con el entonces dirigente de California Bobby Winkles, fue negociado nuevamente en 1974, en esta oportunidad de los Indios de Cleveland que ya tenían planes de nombrarlo su dirigente. Robinson, quien por años había dirigido en la liga invernal de Puerto Rico, fue oficialmente nombrado manager-jugador el 8 de abril de 1975.

Unos 28 años después de que Jackie Robinson rompiera la barrera racial como jugador, Frank lo hizo como dirigente. Con Cleveland inició esa segunda etapa para luego ser capataz de San Francisco, Baltimore, Montreal y Nacionales de Washington.

Robinson también ostentó diversos cargos en la oficina de MLB, y en 2005 recibió la Medalla de la Libertad del entonces Presidente de Estados Unidos George W. Bush.

Como jugador activo, pegó 586 cuadrangulares, 528 dobles y un total de 2943 hits, remolcando 1812 carreras y anotando 1829. En 1982 fue exaltado al Salón de la Fama del béisbol gracias a una de las mejores carreras en la historia.

Que Dios lo tenga en gloria.

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