Manny Garcia: A los 29 años triunfa como coach de pitcheo

Su carrera como pelotero fue muy efímera, no así añora Manny García sea la de instructor. Firmado en el 2007 por los D-Backs de Arizona como paracorto, posición que abandonó rápidamente por la de receptor, hasta finalmente experimentar como lanzador, García no dio el grado en ninguna de las tres, desapareciendo rápidamente del escenario en el terreno de juego.

Con poco grado escolar, sin otra posición en que buscar un puesto, el novel joven le externó a Junior Noboa, principal ejecutivo de Arizona en el país, que no quería retornar a Baní, su pueblo natal y que por favor le brindara una oportunidad de mantenerse en el complejo en cualquiera de las funciones en que pudiera ser de utilidad.

Su talento para el juego no fue lo esperado, pero su disciplina y buen comportamiento le hicieron ganar un espacio en una franquicia en que algunos otros novatos que no dieron el grado como Jonathan Leyba, hoy siguen en el negocio en los distintos puestos que éste ofrece para aquellos que no superan las calificaciones que exige este pasatiempo.

Como si la suerte estuviera de su parte, en los D-Backs había una vacante para asistente del coach de pitcheo, el ex lanzador, José Tapia, y por ahí comenzó la brecha para que García, aún joven, de solo 20 años se abriera camino en su nueva faceta.

“No quería retornar como un derrotado a Baní, si me regresaba para allá no sabría que hubiera sido”, dijo un perseverante García, dueño de una niñez poco halagadora, en que para asistir a la escuela y el play tenía que recorrer más de varios kilómetros a pies.

En ese momento comenzó una combinación de estudios en el complejo, pues para entonces solo había cursado el sexto grado, además de su labor como asistente de Tapia en la posición de coach, puesto que se había abierto en el 2010.

Cinco años después se abrió una vacante en el conjunto en Estados Unidos, me gané la posición y desde ese entonces he trabajado allá. “Ha sido una experiencia fabulosa laborar con este grupo y de verdad me encanta el trabajo que realizo”, señaló García.

Sus 29 años lo hacen un coach de pitcheo extraño, con menos edad que muchos de los lanzadores a los cuales debe orientar en su finca y en las propias Estrellas Orientales, incluso en la concluida serie final frente a los Toros, su rival en este aspecto, casi lo triplicaba en edad, el sabueso Phil Reagan , de 81 años.

Logro con las Estrellas Así como las Estrellas Orientales tuvieron un manager novato como Fernando Tatis, un gerente de segundo año en la persona de José Mallén Calac, el coach de pitcheo también debutaba en esas funciones en la Liga Dominicana.

En el 2017 había recibido la oportunidad de ser parte del staff de instructores en el bullpen y este año fue entrevistado para la posición, la cual obtuvo, hecho que significó en otro reto para el joven, cuya conquista del cetro es el mejor indicativo del desempeño que realizó.

Y no fue para menos, las Estrellas encabezaron en efectividad colectiva en el Round Robin con 2.50 y en la final el pitcheo del club fue indetenible, registrando 1.83 en promedio de carreras limpias.

“Tengo metas a corto y largo plazo, seguir avanzando de nivel hasta alcanzar la posición en las Grandes Ligas, ahora seré instructor en un nivel superior con Arizona”, expresa.

Sobre la corona obtenida por las Estrella, sostuvo que ha sido uno de sus momentos más gratos en su carrera formar parte de esta historia. Fíjate este equipo tenía 51 años si levantar el trofeo y Gracias a Dios lo logramos”, externó.

Se graduó con Arizona García brindó el jueves un paso más en su proceso de seguir escalando en la organización, cuando se graduó de bachiller en la ceremonia educativa que anualmente realiza esta franquicia.

Incluso, el instructor voló desde la Serie del caribe aquí hasta Dominicana, pero llegó a tiempo para el partido que libraron este jueves frente a Puerto Rico.

Con apenas 29 años, García alcanza como instructor de pitcheo el éxito que nunca pudo alcanzar como pelotero. Seguir creciendo es su gran meta, el techo llegar a ser un coach de pitcheo a nivel de Grandes Ligas.