Si esto fue todo para Andy Murray, si en verdad lo fue, el británico se ofreció a sí mismo _y a un apreciativo y ruidoso público que incluyó a su madre y su hermano_ una valiente despedida, una de sus características actuaciones en que nunca se da por vencido.

Los que Murray no pudo lograr el lunes en el Abierto de Australia fue completar una emocionante remontada y prolongar lo que quizá sea el último torneo de su carrera.

Con un dolor tan fuerte en su cadera derecha reparada quirúrgicamente que le dificulta hacer algo tan sencillo como ponerse las calcetas, el británico juntó fuerza y buenos disparos para borrar un enorme déficit y llevar el duelo a un quinto set antes de sucumbir 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (4), 6-2 ante el español Roberto Bautista Agut, 22do preclasificado, la primera derrota de Murray en una ronda inicial en un torneo de Grand Slam en 11 años.