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EXPECTATIVAS

Dos semanas después, la Libertadores se define en Madrid

Aficionados del Boca Juniors, en las inmediaciones del estadio Santiago Bernabéu, estadio en el que este domingo disputarán la final de la Copa Libertadores contra el River Plate.

Hace dos semanas, Gigi Gibson viajó más de 10.000 kilómetros para alentar a River Plate, el club que adora con pasión, en la final de la Copa Libertadores en Argentina.

El domingo, Gibson solo tendrá que trasladarse menos de 10 kilómetros desde su residencia para presenciar la final contra Boca Juniors en Madrid.

Gibson estuvo entre los casi 70.000 espectadores que en vano se quedaron esperando en el estadio Monumental de River en Buenos Aires por el puntapié del partido de vuelta de “la final de todos los tiempos”, y que nunca se jugó. Afuera del estadio, hinchas de River agredieron el autobús de Boca con piedras, botellas y palos, hiriendo a varios jugadores de Boca.

El partido fue pospuesto dos veces y, con mucha polémico, mudado por razones de seguridad a España, donde Gibson inesperadamente podrá verlo desde su “patio”.

“Vivo a dos paradas de metro del Bernabéu”, dijo Gibson a la Associated Press. “Sigo sin creerme que el partido será acá”.

No es la única.

El estadio Santiago Bernabéu, con capacidad para 80.000 espectadores, deberá estar replete el domingo para bajarle el telón a la final, cuatro semanas después de un vibrante partido de ida en La Bombonera de Boca que se saldó con un empate 2-2.

Se anticipa que el astro argentino Lionel Messi estará entre los presentes, incluso no se descarte que Cristiano Ronaldo se asome también, además de una multitud de personalidades del fútbol mundial.

“No podía ver este final por televisión”, dijo Gibson, residente en Madrid desde 2015 y presidenta de una peña de River en la capital española. “Quería disfrutar esta experiencia con mi familia y amigos allá (en Argentina)... Este partido debió jugarse en Buenos Aires.

Luego que la Conmebol decidió desterrar el partido de vuelta del continente americano, Madrid fue seleccionada entre varias ciudades interesadas para montarlo en parte porque ahí vive una de las comunidades argentinas más populosas en el exterior.

Gustavo García-Mansilla, otro hincha de River y que ha vivido en España durante casi dos décadas, no hubiera podido ver la final si se hubiera escenificado en Buenos Aires como se planificó inicialmente. Calificó como un “milagro” que se juegue en Madrid.

“Uno tiene que ver un River-Boca una vez en la vida antes de morir. Es como visitar la torre Eiffel o la Capilla Sixtina”, dijo.

Pero los reproches a la decisión de sacar el partido de Sudamérica siguen retumbando en España.

Carlos Tevez, el histórico delantero de Boca, fustigó con todo las circunstancias — y en particular apuntó contra los dirigentes de la Conmebol, describiéndoles como “tres locos atrás de un escritorio” y “que no entienden nada”.

“Yo pensé que era un burro en historia, pero me parece que me ganaron”, comentó Tevez. “Cuando vi que se hablaba de Madrid, Doha y no sé qué otro lugar más, pensé que era una locura. Nos sacaron la ilusión a nosotros y a los jugadores de River de dar la vuelta en el Monumental. Que los hinchas sepan que no hemos sido los jugadores los que hemos traído la final aquí. Ha sido la Conmebol la que ha traído a España un partido de la Libertadores sin pensar ni en la gente ni en los jugadores”.

Otro que disparó en contra de jugar en España fue Santiago Solari, el actual técnico del Real Madrid y ex volante de River.

“No puedo dejar de aludir a las causas que lo trajeron acá y que hicieron que se tenga que jugar a un océano de distancia”, dijo Solari. “Lamentablemente, para mí, este partido perdió trascendencia e interés en mi corazón; y es una pena”.

Hinchas de ambos clubes podrán presenciar el partido, a diferencia de Buenos Aires, donde los seguidores del local pueden hacerlo por cuestiones de seguridad. Cada club recibió 25.000 entradas para la final el domingo.

Las autoridades españolas están en máxima alerta en Madrid ante la llegada de miles de fanáticos, incluyendo integrantes de barras bravas, para el superclásico argentino. Las medidas de seguridad son más estrictas de las que se aplican para el clásico español entre Barcelona y Real Madrid.

“Hay mucha gente que quedó dolida pero no lo vamos a remediar con palabras, solo con resultados”, señaló el volante de River Leonardo Ponzio. Las 66.000 personas que estuvieron en el Monumental van a ayudarnos y van a estar con nosotros. Vamos a defenderlos en la cancha”.

Una victoria de River será el corolario del periplo de Gibson, de un frustrado viaje a Argentina, la sorprendente noticia que se jugaría en Madrid y ponerse a organizar a su peña.

Pero ella misma reconoce que la final en Madrid, sea ganando o perdiendo, no será lo mismo.

“Me da la sensación que en 50 años la gente se va a reír de esta Copa Libertadores”, dijo. “Todos nos pusimos a hablar de que será la final de las finales, pero no será así”.