Ricardo Joseph

A través de los años guardo una tarjetica que me enviara el señor Freddy Nin, Coordinador Visitadores del Laboratorio Químico Dominicano, en la cual señala su interés en que nosotros escribiéramos al respecto de la vida deportiva de Ricardo Joseph. También, tenemos en nuestro poder la dirección de una hija de Joseph, de nombre Tanya Pérez, la cual reside en Holanda. Para ellos dos, le dedicamos estas crónicas, cuyo inicio es hoy, esperando que el contenido de las mismas sirva como recuerdo de aquel beisbolista que llenó su cometido en una época difícil para los atletas dominicanos. El protagonista de este trabajo lleva por nombre Ricardo Emelindo Joseph Harrigan, nacido en fecha jueves 24 de agosto de 1939, en San Pedro de Macorís, coincidiendo en el tiempo con la noticia de que Glenn Miller, el famoso trombón estadounidense, grabó con su orquesta un disco con el título de “In the Mood”, que se convirtió en éxito millonario. También, para la misma época, el inglés John Cobb, estableció con su coche “Railton” un nuevo récord mundial de velocidad, al alcanzar los 594,958 km/h en el lago Salado de Bonneville (Utah). Desde bien pequeño, Ricardo dio muestra de estar atento a los juegos en las calles y plays de la Sultana del Este, y como muchacho al fin, se distraía retozando con sus amigos y jugando pelota callejera. Ya, a muy poca edad, le tomó aprecio a la práctica del pasatiempo conocido como béisbol y empezó aprender como podía destacarse en ese deporte. Tan pronto enseñó que podía distinguirse en el infield (primera y tercera base) empezó a ser buscado para integrar diferentes equipos juveniles, pasando tiempo en Barahona, donde tenía algunos familiares y allí también su participación se hizo presente. El muchacho petromacorisano, quien llegó a medir 6 pies y una pulgada de estatura, con un peso de 192 libras, subió como la espuma del mar. Su bate tenía potencia, podía llevar la bola lejos y su guante, en las dos bases que usualmente ocupaba, se defendía aceptablemente. Los primeros años de Ricardo en aquella pelota de muchachos, fueron tiempos de aprendizaje, su juego en general llamaba la atención.