ÚLTIMOS INNINGS
Bobby Cox
El manager de los Bravos de Atlanta Bobby Cox anunció hace dos días que el 2010 será su última temporada en el terreno. Sin dudas uno de los dirigentes emblemáticos de esta generación, su lugar en Cooperstown está reservado, y sólo es cuestión de esperar el momento en que sea elegible. A propósito del retiro de Cox quise hacer un pequeño resumen de sus características como dirigente y su carrera, inspirado en el estilo utilizado por Bill James en su libro sobre managers. Temporadas: 28, 1978-85, 1990 al presente. Record: 2,054 ganados, 1,632 perdidos, .557 Avg., 1 Campeonato de Serie Mundial, 5 Pennants y 15 Títulos Divisionales. Cuatro veces manager del año. Sus aportes a un equipo: A pesar de las rabietas y su record de expulsiones, Cox ha sido más bien un hibrido en términos de carácter. No se puede decir que es un manager intenso al estilo Billy Martin o Lou Piniella, pero tampoco un pasivo “complace peloteros”, pese a que su relación con muchos de ellos, en particular los que han crecido en la organización, es casi paternalista. Cox rara vez ha criticado uno de sus jugadores públicamente, pero en casos extremos como el de Andruw Jones su carácter férreo ha salido a la luz. Las características de su liderazgo se inclinan más al de un “tomador de decisiones” que al de un emocional motivador de masas a lo Tommy LaSorda. La inclinación de Cox a esperar a que un jugador pueda salir de un slump y en el caso de los jóvenes se desarrolle, lo encasillan según mi opinión en el ala del tipo de manager optimista, y no del tipo sangre fría que está más inclinado a resolver un problema tan pronto se presente no importa que el precio sea sacrificar al pelotero. Un ejemplo reciente es el de Jeff Francoeur, a quien Cox le dio oportunidad hasta que el caso fue irremediable. Como utiliza sus peloteros: Las alineaciones de Cox han sido históricamente estables, siempre y cuando la salud se lo permita, en cuyo caso establece entonces un sistema de rotación. Sus primeros equipos ganadores con los Bravos tenían esta última característica. En cuanto al uso del “platoon”, él ha sido uno de los dirigentes con mayor inclinación a la práctica de su generación. El año que ganó su primer titulo con los Azulejos de Toronto en 1985 hacía “platoon” en cuatro posiciones : las esquinas del infield con Garth Iorg y Rance Mulliniks en tercera base, Willie Upshaw y Cecil Fielder en primera base, la receptoria con Ernie Whitt y Buck Martínez y el bateador designado con Al Oliver y Cliff Johnson. ¿Cuántos jugadores convirtió Cox en regulares que antes no lo habían sido? Bueno, la lista es interminable, pero he aquí algunos de mis nombres favoritos: Dale Murphy, Glenn Hubbard, Rafael Ramírez, George Bell, Tony Fernández, Jimmy Key, David Justice, Javier López, Steve Avery, Chipper Jones, Andruw Jones, Rafael Furcal, Brian McCann, Marcus Giles, Jeff Francoeur, Yunel Escobar y Tommy Hanson. En cuanto a su preferencia por tipo de jugador, generalmente prefiere a buenos jugadores ofensivos sobre los defensivos, aunque en el caso particular de los Bravos de inicios de los noventa, Cox entendió que era fundamental transformar a los Bravos en una maquina de prevenir carreras, y por eso hay casos como los de Rafael Belliard y Otis Nixon en donde claramente las habilidades defensivas, en especial del primero, primaron en su tiempo de juego. Las ofensivas de los Bravos han estado caracterizadas más por hombres de poder que por altos promedios y velocidad. Nuevamente los Bravos de inicios de los noventa eran la excepción, pero aun estos equipos contenían una buena dosis de poder con hombres como Ron Gant y David Justice. En el pitcheo, el fuerte de los Bravos por más de una década, Cox tuvo consigo mayormente hombres que lanzaban al contacto, y pitchers de poder como John Smoltz eran la excepción y no la regla. Incluso, en el bullpen y el rol de cerrador el patrón es similar. La dependencia del bullpen de Cox estuvo determinada por la calidad de sus abridores, en los años grandes de Maddux, Smoltz y Glavine, el uso del relevo era más limitado, y cuando la calidad de los abridores descendió entonces se hizo más dependiente del bullpen. Podríamos pasar un buen rato hablando de Bobby Cox y sus virtudes y defectos como manager, pero el espacio es corto. Lo que sí sabemos es que hemos sido testigos de una de las grandes carreras de dirigente alguno, y la discusión del mejor manager de esta generación debe incluir a Cox como uno de los primeros dos candidatos.