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CON LOS CAMPEONES

Seguimos comentando lo del Clásico

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Mario Emilio GuerreroSanto Domingo

A pesar de que han transcurrido casi dos semanas desde la inesperada eliminación del equipo dominicano que participó en el II Clásico Mundial de Béisbol, la gente aún se pregunta cómo se pudieron perder dos partidos de Holanda. Lo mismo ocurre con los miembros de la prensa, especializada o no en deportes, que a diario siguen exponiendo en los diferentes medios de comunicación, su opinión sobre las posibles causas de las derrotas. Por más que se prolonguen las discusiones y surjan nuevas teorías, nadie sabrá a ciencia cierta las razones de nuestra debacle en el referido evento internacional. Sin embargo, a pesar de ello, pienso que hay que seguir debatiendo el asunto y tratar de buscar los correctivos que eviten la repetición de un fracaso similar en futuras competencias. En ese tenor, voy a comenzar enumerando los obstáculos y problemas que tuvo que ir sorteando el Comité Gestor para estructurar el equipo y las situaciones que se fueron presentando a medida que se acercaba el Clásico, así como hacer algunas acotaciones sobre la actitud y comportamiento de los jugadores que finalmente integraron el seleccionado, para luego exponer algunas soluciones. Obstáculos-Negativa de muchos jugadores estelares de representar el país. -Impedimento de algunas organizaciones para que sus peloteros participaran en el Clásico. -Reglamentaciones que impidieron a jugadores como Albert Pujols para que jugara en el evento. -El cierre del Open Camp, lo que evitó que los integrantes del seleccionado criollo pudieran practicar juntos con tiempo suficiente para lograr una buena cohesión entre ellos. -La salida a última hora de Adrian Beltré, Juan Carlos Cruz, Alex Rodríguez y José Arredondo, representó un serio revés al estado anímico del equipo. Todo esto conllevó a que se produjera una atmósfera muy negativa alrededor del conjunto quisqueyano, propiciando un estado de desazón y desasosiego entre jugadores, coaches y directivos. Sobre la pobre compenetración entre los miembros del equipo, Felipe dio la voz de alarma cuando el grupo arribó a Puerto Rico procedente de la Florida: “me preocupa la pobre producción de carreras del conjunto. Conectamos muchos hits, pero anotamos poco y eso es debido a que todavía no se ha conseguido agrupar a estos hombres como es debido”. Las palabras del viejo zorro resultaron proféticas, pues el colectivo criollo dejó una cantidad enorme de jugadores embasados en los dos choques ante Holanda y por consecuencia, se fabricaron pocas anotaciones. CelosLa actitud de algunos jugadores dejó mucho que desear, principalmente de aquellos que de plano rechazaron vestir la camiseta tricolor, anteponiendo intereses personales al privilegio de representar a su patria. Igualmente hubo otros peloteros, que por celos y malquerencias, le dijeron que no al país. En cuanto a los actos de indisciplina y la supuesta poca entrega de varios miembros del conjunto durante la primera ronda, debo precisar algunas cosas. En primer lugar, yo que estuve en el mismo hotel y presencié la mayoría de las prácticas del equipo, en ningún momento pude percibir ausencias o tardanzas notables por parte de los jugadores. Ni tampoco me enteré de las famosas francachelas que caracterizan a muchas de nuestras delegaciones. Si algunos peloteros se dedicaron a parrandear, fueron muy discretos. Acerca del famoso viaje a una fiesta en Boca Chica, en la víspera del segundo encuentro contra los holandeses, me vine a enterar de todo cuando llegué a Santo Domingo, el viernes 13. Si eso afectó o no el resultado del partido, nadie lo puede asegurar a ciencia cierta, pero fue una acción que dejó mucho que desear y retrata de cuerpo entero el grado de inmadurez y escasa conciencia de muchos de nuestros jóvenes peloteros. Puede ser que los responsables del equipo dominicano supieran del referido viaje y no quisieron que se supiera para no causar un revuelo que afectara el rendimiento de los jugadores contra Holanda. También es posible que no se enteraran hasta después del juego. No estoy en posición de decir ni una cosa ni la otra, pero como dice un conocido refrán: “después del palo dao, ni Dios lo quita”. Faltó caracterEn mi opinión, a los jugadores les faltó carácter y nunca asimilaron en su justa dimensión, el compromiso que estaban asumiendo al decidirse a representar al país. Para alcanzar el bien común, en este caso la victoria de la causa nacional, hay que desistir de las metas personales, despojarse de sentimientos egoístas y por consiguiente, si es necesario, sacrificarse en pro del éxito del grupo. Para eso hace falta tener conciencia cívica, algo que la gran mayoría de los dominicanos ha ido perdiendo y que se refleja en la inversión de valores que vivimos, en el desprecio hacia los símbolos patrios y en el irrespeto a las autoridades y a las más mínimas leyes de convivencia. ¿Se puede hacer algo al respecto? Claro que sí. Esforcémonos todos, gobierno y ciudadanos, para que la educación sea lo primero. Un pueblo sin educación no tiene futuro y los frutos que se cosechan son similares a las derrotas que sufrimos ante Holanda en el plano deportivo y que hoy lamentamos indignados.

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