Puerto Rico y Venezuela por avanzar a semifinal

Miami.- Puerto Rico y Venezuela llegaron por diferentes rutas a su duelo de hoy lunes por un boleto a las semifinales del Clásico Mundial de Béisbol. Sin embargo, tienen algo en común: no se fían para nada de su rival.Los boricuas disputarán la clasificación luego de aplastar en siete innings por 11-1 a Estados Unidos, mientras que Venezuela le exprimió el jugo a sus tres hits ódos jonronesó para conseguir un difícil triunfo por 3-1 sobre Holanda. El manager puertorriqueño José Oquendo enviará al montículo al derecho Ian Snell y su colega Luis Sojo contrarrestará con Félix Hernández. “Creo que será un partido estupendo, porque tienes a dos equipos que saben lo que se juegan y los dos tenemos la misma actitud”, comentó “Cheíto” Oquendo. “Vamos a estar listos para lo que traiga Venezuela”. Snell, serpentinero de los Piratas de Pittsburgh, opinó que puede tener una leve ventaja porque los bates de poder de Venezuela juegan en su mayoría en la Liga Americana y no lo han enfrentado mucho. En todo caso, destacó que lo importante es “salir a lanzar como lo hice en Puerto Rico”, donde trabajó cuatro innings en los que permitió sólo un hit y una carrera contra Holanda. “Sé lo importante que es este partido, pero no voy a dejar que la presión me afecte”, señaló. “Tengo que controlar la acción desde el principio, no voy a tratar de hacer de más”. La joya de SeattleSu oponente en el montículo es una de las joyas jóvenes de las mayores, quien a pesar de su récord de 9-11 la campaña pasada con los Marineros de Seattle tuvo efectividad de 3.45 y 175 ponches en 200.7 innings. Sojo indicó que tener al derecho de 22 años en la lomita le brinda confianza a su equipo. “Siempre que tienes un pitcher como Félix Hernández tienes oportunidad de ganar”, señaló Sojo. El dirigente reconoció que Puerto Rico llega con el ánimo por las nubes luego de apalear a Jake Peavy, el as de la rotación estadounidense que apenas duró dos innings el sábado y al que le rayaron seis veces. “Ahora mismo están pasando un momento muy bueno, especialmente después de derrotar a un pitcher como Jake Peavy.