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Profesionalización de la compra, perfil de un comprador

En la República Dominicana, existen normas que están expresadas en la ley No. 340-06 de Compras de bienes, servicios y Contrataciones de obras, así como sus Reglamentos de aplicación. Con organismos públicos como la Dirección General de Compras y Contrataciones (DGCP), entidad rectora del Sistema. Sin embargo, desarrollar las capacidades técnicas requeridas de parte de los actores principales en la organización de los procesos de Compras y Contrataciones, implica mucho más. Se entiende que para que el Estado y sus instituciones obtengan un buen abastecimiento de bienes, servicios u obras, tiene que existir una coherencia entre lo que el Estado pide y lo que el mercado ofrece, en qué condiciones lo ofrece, donde lo ofrece. Las Compras estatales, cumplen otra función que no pasa solo por buscar la eficiencia y la eficacia a través de la gestión en esos objetivos. Esta la función social, de beneficio a las micro, pequeñas y medianas empresas, a las empresas lideradas por mujeres, o de inclusión a los sectores más rezagados, como por ejemplo la agricultura familiar, etcétera. La experiencia en Latinoamérica, nos dice, que es necesario que se efectúan un trabajo adicional en esos aspectos, es ahí donde debería haber mayor nitidez en la voluntad política de mostrar resultados genuinos.

A veces pasan con buenas intenciones de estar incluidos en la norma y producir efectos de marketing político. El fin, el motivo, es la necesidad de definir, teniendo en cuenta lo mencionado, de cuál sería el perfil adecuado para un comprador público, ya que muchas veces existe carencia de recursos humanos especializados en compras con un perfil adecuado. La capacitación solo en el aspecto normativo, que es lo usual, no es suficiente. Lo prioritario es la formación en la función de la compra y la elección del perfil adecuado que la persona debe poseer para desarrollar con éxito estas tareas.

Así las primeras condiciones son la actitud y la vocación de servicio. Es decir, el querer hacer y el entendimiento, de que la compra es un servicio y es imperiosa la necesidad de que se cumpla en tiempo y forma con lo requerido, dentro del marco normativo y con las exigencias que los aspectos sociales o las políticas del gobierno requieren, de acuerdo con los niveles de responsabilidad y por las características de la función.

El responsable de la compra o contratación debe ser carismático, desinhibido, prudente, analítico, muy creativo, ágil y debe utilizar mucho el sentido común. Tiene que tener buena comunicación con el resto de los funcionarios de la institución, que sepa diferenciar lo urgente de lo importante, que conozca el presupuesto del organismo, que trabaje con los planes anuales de compra, que analice los requerimientos para verificar su razonabilidad, que conozca lo que ofrece el mercado, así como sus precios, que asuma la responsabilidad de la compra desde el inicio hasta el cumplimiento del contrato. La imagen que trasmite el comprador profesional en su trato con los proveedores ejercerá un efecto multiplicador sobre las gestiones futuras, dado que influirá directamente en lo que se llama “La imagen de la institución”. En el sector público este tipo de cambios, teniendo en cuenta los aspectos jurídicos y la rigidez de ciertos procedimientos, exigen un cambio de mentalidad y una apertura a lo que no se está acostumbrado, pero es sumamente necesario comenzar a analizar estas posibilidades y a profesionalizar el sistema profundizando el cambio, pensando en que los resultados están asociados al desarrollo del país. La compra o Contratación no es solo un proceso de cumplimiento administrativo basado en la formalidad de un expediente. La compra es un servicio que se brinda para mejor la calidad de vida de los ciudadanos, y, por lo tanto, su excelencia está dada por los bienes, servicios y obras que este último recibe. 

El autor es ex director General de Contrataciones Publicas.

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